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31 de enero de 2019

Orientalismo e identidad en el Caribe insular

El Caribe insular es un territorio diverso étnica y lingüísticamente, en el cual hay hablantes de árabe, musulmanes, así como una considerable presencia de instituciones proislámicas de las que no se ha dado cuenta en el ámbito académico. En este artículo me detengo en la referencia de mezquitas y centros de oración porque son los espacios para la activación del árabe clásico y la recreación del sistema de creencias del islam, el cual forma parte fundamental del mundo árabe porque emerge en el seno de este pueblo.

He tenido la oportunidad de explorar la experiencia inmigrante de levantinos de habla árabe y musulmanes del Caribe insular desde la sociolingüística y la etnografía del habla y la comunicación implementada en la isla de San Andrés desde hace varios años; de ese trabajo emerge esta breve referencia, que constituye una contribución al estado de la cuestión y un llamado a los investigadores para abordar una situación que no se ha explorado lo suficiente en la actualidad.

Una referencia al mundo árabe implica la consideración de Orientalismo (1979), de Edward Said, porque este autor elabora una importante reflexión sobre la otredad como una distribución de la conciencia geopolítica en diferentes construcciones discursivas, tales como la estética, la histórica, la económica, la etnográfica o la sociológica, las cuales fungen como producción de lugares de autoridad que configuran el orientalismo como ejercicio de dominación, como dispositivo discursivo de poder de Occidente.

Hay que señalar que el orientalismo se cristaliza a partir del uso del modelo desarrollado por Foucault en la Arqueología del saber, lo que permite ubicar el desarrollo del trabajo de Said alrededor de la arqueología y la genealogía posestructuralista. Por otra parte, la relación de Said con la etnografía consiste en una crítica que emerge de consideraciones, posicionamientos y autoridades textuales más que de realidades sociales y etnolingüísticas, en la que la etnografía u otras construcciones de saber en torno a Oriente constituye un ejercicio de autoridad.

La autoridad es uno de los principales referentes de estudio para Said, y en este orden recrea las categorías de «ubicación estratégica, es decir, la posición del autor en un texto que estudia el material oriental sobre el que escribe, y formación estratégica, como modo de analizar la relación entre textos que implican masa, densidad y poder referencial en la cultura en general» (Said, 1979, p. 20). Cuando Said desarrolla en Cultura e imperialismo la noción de estructura y referencia, recrea un marco de referencia del análisis tanto del orientalismo como del occidentalismo, el latinoamericanismo o el creolismo; es decir, el trabajo de Said se configura como modelo para el análisis de la diferencia, lo que permite de este modo el trabajo transdisciplinar. Es así como emergen reflexiones claves en torno al empleo del orientalismo y la traducción cultural en la literatura de árabes estadounidenses y árabes británicos (Hassan, 2012) para las narrativas inmigrantes, lo cual constituye un ejemplo de contribuciones a los estudios étnicos y poscolonialistas. 

La mirada de la etnografía sobre la acción social, así como de la etnografía del habla y de la comunicación sobre la acción comunicativa, es fundamental para reflejar las dinámicas de construcción de la identidad del inmigrante, que se ve lanzado a la integración con la sociedad de acogida. En estos intersticios discursivos de la realidad de la interacción comunicativa se desarrolla la negociación cultural, la identidad, sobre todo para las futuras generaciones, quienes, expuestas a procesos de asimilación, ven a Oriente desde la óptica del lejano próximo; en otras palabras, transitan y alternan entre construcciones discursivas hegemónicas.

En este texto se destaca una realidad social y lingüística de inmigrantes que han consolidado minorías de habla árabe y musulmanas en la región del Caribe insular, que se suman a otras presencias que enriquecen la diversidad cultural de esta región. Dar cuenta de tal realidad implica el desarrollo de un discurso a partir de metodologías como la etnografía o la estadística, y el reto que nos plantea Said es el desarrollo de una mirada sobre la otredad que evite la dominación por antonomasia que ha caracterizado históricamente esta actividad de escritura en Occidente.

Presencias del mundo árabe en el Caribe insular

En el Caribe insular hay una presencia del sistema de creencias del islam y del árabe clásico en todas las islas país e islas dependencia. Esta condición posibilita la emergencia de situaciones lingüísticas diversas —como la diglosia y el bilingüismo— en comunidades levantinas musulmanas minoritarias, compuestas por individuos inmigrantes y nativos que usan la lengua árabe como lengua materna o segunda lengua (Martínez Albarracín, 2012). La presencia del islam se cristaliza en la activación, adquisición, aprendizaje y enseñanza del árabe clásico en espacios tales como mezquitas o centros de oración, porque en estos se imparte el currículo de las escuelas coránicas. Dichas minorías musulmanas que practican el islam están expuestas al contacto cultural con las sociedades de acogida insulares, son bilingües o multilingües, y se enfrentan a la negociación cultural para definir una identidad y reinventarse un nuevo contexto de práctica e interacción social:

… hay blancos, negros, marrones, amarillos, rojos, y un surtido de sombras en el medio. Hay europeos, africanos, indios asiáticos, indonesios javaneses, chinos, indios aborígenes, y muchas mezclas. Existen cristianos, hindúes, musulmanes, judíos, rastafaris, santerías, winti, vudú, etc. Multitud de lenguas, español, inglés, holandés, francés, inglés, y un número diverso de los criollos, tales como papiamento, sranan tongo, ndjuka, saramaccan, kromanti, creol, así como hindustaní, bhojpuri, urdu, etc. En cualquier combinación de raza, religión, idioma y cultura cohabitan y coexisten, en pequeñas islas y grandes, algunas mal dotadas de recursos naturales y en otras hay recursos en abundancia (Premdas, 1996, p. 2).

 A continuación presento el resultado de la documentación de la presencia de espacios para la activación del árabe clásico en el Caribe insular, teniendo en cuenta que cumplen con las características de la arquitectura islámica; en estos se enseña el árabe clásico a los miembros de las comunidades en su forma oral y escrita, además de enseñarse la recitación coránica. 

Antillas Mayores

En las Antillas Mayores hay mezquitas que cumplen con las características de la arquitectura islámica en las Bahamas y República Dominicana. En Puerto Rico se encuentran las mezquitas de Vega Alta, de Arecibo, de Río Piedras, así como varios centros islámicos, lo que la convierte en una de las islas de las Antillas Mayores con mayor número de espacios para la activación del árabe clásico. En Haití están las mezquitas Boukman Buhara, la Bilal y varios centros de oración. En Jamaica se encuentran la mezquita Ahmadiyya Mahdi y la escuela coránica Al Mamoor, al igual que varios centros de oración. En Cuba viven un par de miles de musulmanes que se reúnen en la Casa Árabe, la cual abre los días viernes para la oración, pero aún no hay una mezquita.

Antillas Menores

Por lo que respecta a las Antillas Menores, Antigua y Barbuda, hay un centro de oración para atender una comunidad de cerca de 400 musulmanes, en tanto que en Dominica está la mezquita Al Ansar. En las islas que son dependencia de Francia encontramos en Guadalupe el Instituto Musulmán de Guadalupe, fundado en 1901, uno de los más antiguos del Caribe; en Martinica está el Centro Cultural Islámico de Martinica y en la isla de San Martín está el Centro Islámico de San Martín. Las islas dependencia de Estados Unidos corresponden a las islas Vírgenes, donde están las mezquitas Abu Bakr As-Sidiq y Nur Ahl-Us Sunnah, que son las más representativas. En las dependencias del Reino Unido encontramos la mezquita An-Nur y el Centro Islámico Shura, en tanto que en Bermudas se hallan el Centro Islámico de Bermudas y el Centro Dawwa Al Markaz. En las islas Caimán está la Sociedad Islámica de Islas Caimán, de la asociación Al-Halal Farms. En las islas Vírgenes Británicas está la mezquita Al Rahma y el Centro de la Sociedad Islámica de las islas Vírgenes.

Siguiendo con las Antillas Menores, tenemos las dependencias de los Países Bajos, islas que registran espacios para la activación del árabe clásico: en Aruba se está construyendo actualmente la primera mezquita y cuenta con el Centro Islámico de Aruba; están además el Centro Islámico de Bonaire, el Centro Islámico de Curazao, el Centro Islámico de San Martín y la Fundación Islámica de la Isla de San Eustaquio. En la isla de Barbados hay un promedio de 4.000 musulmanes, una de las más representativas por su relación con el total de la población de la isla; allí podemos destacar tres mezquitas: la Jumma; Medina, fundada en 1957, y Makki, al igual que el centro de oración Ibn Umar. En Granada está la Asociación Islámica de la Isla de Granada con un espacio llamado Ahlus-Sunnah.

En la isla de San Cristóbal y Nieves y la isla de San Vicente y las Granadinas hay centros de oración y presencia de varias organizaciones, tales como la Asociación para el Desarrollo de la Comunidad, la Organización Islámica de las Nieves y la Asociación Islámica Windsor. La isla de Santa Lucía cuenta con la mezquita Morne, una musallah y la Asociación Islámica de Santa Lucía. Finalmente, está la isla de Trinidad y Tobago, cuya comunidad musulmana es la más numerosa y representativa del Caribe insular.

En Trinidad hay numerosos centros de oración y casi 50 mezquitas, entre las que se destacan las siguientes: Bamboo, Da Wattil Haqq, Nur al islam, Ul Muttaqeen, Ul Azzadi, Phoenix Park y ASJA. Vale la pena señalar que Trinidad y Tobago comprende el núcleo de acción del islam para el Caribe insular, aparte del hecho de que es donde se encuentran las principales asociaciones y organizaciones que promueven el islam para la región.

El mundo árabe se suma a la diversidad cultural del Caribe insular

Por lo mencionado en el apartado anterior, se puede afirmar que hay una presencia del islam en el Caribe insular en todas las islas que son países y en las islas que son dependencias tanto en las Antillas Mayores como Menores. Esto implica la existencia de comunidades musulmanas que son minoría en tales islas, en comparación con la población mayoritaria, conformada principalmente por afrodescendientes que hablan diversidad de lenguas criollas, o inglés, francés o español, entre otras, fuera de otras presencias de Asia, como los hindúes.

Estas minorías musulmanas van de 50 o 100 individuos en las islas más pequeñas, como Granada, que cuenta con pequeños centros de oración, hasta las islas más grandes, que tienen más de 60.000 individuos, como Trinidad y Tobago, donde hay «… 17 organizaciones y 100 mezquitas…» (Nasser, 1997, p. 253). A dichas minorías no las han estudiado, salvo la de San Andrés (Martínez Albarracín, 2018), y hay un campo muy fértil para la exploración de procesos de integración económica; en el área de la lingüística se da cuenta de procesos de cambio y variación de la lengua, del bilingüismo, el multilingüismo y la diglosia árabe, pero también se abordan las dinámicas de alternancia cultural y construcción de identidades.

Cabe destacar que en la conformación de las comunidades musulmanas del Caribe insular ha sido trascendental la inmigración de la India (Nasser, 1997), y aunque hay presencia de otros grupos étnicos que son musulmanes, como los libaneses, sirios y palestinos a partir del siglo XX, entre otros como indonesios o javaneses, estos se asentaron más en la región del Caribe continental desde México hasta Surinam, y hoy enriquecen la diversidad cultural y lingüística de esta región. Por último, hay que señalar que la migración africana fue resultado de la trata esclava, la que primero incorporó musulmanes en este territorio del Caribe insular en la década de 1550:

… al punto de prohibirse en Julio 16 de 1550 la migración de negros de Guinea porque estaban mezclados con los moros; en otras palabras, musulmanes. El interdicto no fue acatado y las autoridades de las islas del Caribe continuaron protestando por la introducción de los musulmanes africanos (Diouf, 1998, p. 212).

Por lo anotado con anterioridad, podemos concluir que hay una presencia de minorías musulmanas que cuentan con espacios para la activación del árabe clásico y la praxis del sistema de creencias del islam en mezquitas y centros de oración, tanto en las Antillas Mayores como en las Antillas Menores; esto significa que las comunidades musulmanas minoritarias son una realidad en el Caribe insular en las islas país y en las islas dependencia. Concluimos entonces que en la conformación de las comunidades musulmanas del Caribe insular es bastante representativa la migración de los individuos del sur de Asia, específicamente de la India.

Vale la pena señalar que la migración africana resultado de la trata esclava fue la que primero incorporó musulmanes en este territorio del Caribe insular en la década de 1550, y que es hoy por hoy la población que predomina en esta región; incluso algunos se han adherido al islam, al igual que a sistemas de creencias como el protestantismo —en sus diferentes expresiones—, el catolicismo u otras más de raíz africana, como la creencia yoruba.

Trinidad y Tobago es la isla país del Caribe insular con más número de musulmanes, aparte de que alberga cerca de cien mezquitas. Así mismo, esta isla es el más importante núcleo de expansión del islam para el Caribe, razón por la cual urge su estudio para abordar aspectos relacionados con el islam y la identidad. 

Finalmente, tales minorías musulmanas se enfrentan a la dualidad de hacer frente, por un lado, a la diferencia, y por el otro, a la integración; en esto son claves las dinámicas cotidianas de construcción de la identidad, las cuales son muy diferentes de isla a isla. En este proceso de construcción de identidades hay que destacar que es el árabe clásico el principal elemento de la diferencia, incluso por encima del factor étnico, porque es la lengua sagrada y de más prestigio que los dialectos del árabe levantino, las lenguas criollas, el inglés o el francés, entre otras lenguas usadas en las islas.

Por otra parte, la integración es una necesidad para estas minorías musulmanas, al igual que la búsqueda permanente de un equilibrio con las sociedades de acogida de cada isla; en estos intersticios de la interacción cotidiana de los musulmanes se establece la negociación de lo simbólico y la consolidación de unas identidades que en el Caribe insular resultan en un paisaje de riqueza multicolor, en la que el mundo árabe se ha asegurado ya un lugar.


Referencias

Diouf, S. (1998). The servants of Allah. African muslims enslaved in the Americas. Nueva York: Nueva York University Press, 340 pp.

Hassan, W. (2012). Immigrant narratives: orientalism and cultural translation in Arab American and Arab British Literature (259 pp.). Nueva York: Oxford University Press.

Martínez Albarracín, C. (2012). La lengua árabe en Colombia (tomo 1). El lenguaje en Colombia. Realidad lingüística de Colombia (pp. 801-813). Bogotá: Academia Colombiana de la Lengua e Imprenta Patriótica del Instituto Caro y Cuervo.

Martínez Albarracín, C. (2018). La alternancia cultural entre los musulmanes de la isla de San Andrés. Revista de Lenguaje y Cultura, Íkala, 23 (2), 355-377.

Nasser, M. (1997). The influence of Indian islam on fundamentalist trends in Trinidad and Tobago. Sociological Bulletin, 46 (2), 245-265.


Carlos Jair Martínez Albarracín
Estudiante de doctorado en Antropología
Universidad Nacional de Colombia
cjmartineza@unal.edu.co

ZERO IMPRESA EDICIÓN 36
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