Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

Separatas Zero
13 de diciembre de 2021

Monitoreando la relación India-Venezuela, mirada estratégica desde Colombia

En los análisis que desde hace casi dos décadas se hacen sobre la economía venezolana, aparecen nuevos actores de gran incidencia:
Turquía, Rusia, China, Irán e India; países con los cuales Hugo Chávez obtuvo réditos importantes: redireccionar su política exterior al Asia, diversificar sus mercados petroleros y mineros, mantener su influencia en escenarios regionales y conquistar aliados que compartían una posición antiestadounidense. Gracias al apoyo de estas economías, su sucesor, Nicolás Maduro, ha logrado sobrellevar la profunda crisis social venezolana, paliar el colapso de su economía y mantenerse en el poder (CSIS, 2020).

En los análisis que desde hace casi dos décadas se hacen sobre la economía venezolana, aparecen nuevos actores de gran incidencia: Turquía, Rusia, China, Irán e India; países con los cuales Hugo Chávez obtuvo réditos importantes: redireccionar su política exterior al Asia, diversificar sus mercados petroleros y mineros, mantener su influencia en escenarios regionales y conquistar aliados que compartían una posición antiestadounidense. Gracias al apoyo de estas economías, su sucesor, Nicolás Maduro, ha logrado sobrellevar la profunda crisis social venezolana, paliar el colapso de su economía y mantenerse en el poder (CSIS, 2020).

Turquía, a cambio de oro y de su proceso de refinación, abastece al gobierno de Venezuela con alimentos -especialmente oleaginosas-, bienes de primera necesidad y suntuarios que en décadas pasadas llegaban desde Estados Unidos y Europa (Oner, 2020). Rusia, además de inversiones a pérdida en la explotación de petróleo y gas y las acciones de Rosneft en PDVSA, le vende granos, farmacéuticos (insulina), armas; a la vez que apoya a Maduro en inteligencia y seguridad (Martines-Gugerli, 2020). También es el segundo acreedor de Venezuela después de China y respalda al gobierno de Maduro cuando se abordan temas relacionados con el conflicto colombo-venezolano en escenarios internacionales (Infobae, 2021).

China se ha convertido en el gran exportador a ese Estado suramericano. Según la plataforma Trade Map (2021) se destacan las exportaciones de textiles, farmacéuticos, vehículos, metalmecánica, entre otras. Lo más relevante es que China es el gran acreedor de Venezuela, con una deuda acumulada desde 2008 de cerca de 64.000 millones de dólares, la cual aseguró en buena parte mediante contratos paralelos de suministros de materias primas. De ese monto, Venezuela debe aún cerca de 20.000 millones de dólares (CSIS 2020).

Irán le apostó a la inversión en los sectores cementero, automotor y a la refinación de petróleo, sin mucho éxito dadas las precarias condiciones económicas y de infraestructura física del país. No obstante, el gobierno de Rouhani porfía con dificultad, en el suministro de gasolina y otros derivados del petróleo que en Venezuela escasean, para apoyar a Nicolás Maduro que, al igual que Irán, trata de evadir el cerco impuesto por Estados Unidos (CSIS, 2020). Esas economías, tienen diferentes motivaciones geopolíticas y económicas para darle aire a la Venezuela del siglo XXI. Sin embargo, el caso de India, tal como se describe más adelante, es particular.

¿Por qué es importante para Colombia entender y observar de cerca la relación de India con la conflictual Venezuela? Al parecer ha faltado tino y algo de estrategia para sopesar posibles fórmulas de balance que nos permitan construir canales de comunicación con nuestro antiguo socio limítrofe, al tiempo que fortalecemos relaciones equilibradas y retributivas con nuevos socios en Asia. Es preciso entonces ofrecer primero un contexto sobre la India contemporánea y su importancia para el mundo. La respuesta se aborda desde dos perspectivas, la importancia de la propia India y lo estratégico de su relación con Venezuela.

Además de ser India el socio asiático menos distante y más a fin en términos de modelo económico y sistema político (es la democracia más grande del mundo y una economía abierta), ejerce con destreza un papel notable en la gobernanza global. India se encuentra entre las cinco economías más grandes del planeta gracias al desarrollo e internacionalización de sectores basados en el conocimiento, la innovación y la tecnología. A diferencia de las economías arriba citadas, desde comienzos de siglo practica una política exterior de multialineamiento, que prioriza en cada caso sus intereses como nación y preserva relaciones con todas las potencias. Por ejemplo, ha profundizado sin ambivalencias su relación económica y geopolítica con los Estados Unidos, sus relaciones con China se dibujan con diferentes matices y se segmentan con practicidad, intentando no perder el control en medio de tensiones históricas territoriales, étnicas e ideológicas (Hall, 2016). Desde el inicio de su proceso de internacionalización empresarial a finales de los años 50, el Estado indio, en general, no se involucra en posiciones políticas que interfieran con sus socios, por el contrario, se concentra en la consecución de sus intereses económicos, aspecto que le ha permitido invertir en países con alto riesgo político (Chaudhry, Tomar, & Joshi, 2018).

En este corto análisis, se presentan elementos que permiten afirmar que India es, por excelencia, el socio asiático de Venezuela de mayor importancia estratégica para Colombia. Por su condición democrática, su posicionamiento económico y por reconocimiento en la gobernanza global.

India y su nueva orientación en política Exterior

Por séptima vez y hasta el 2022 India ocupa un asiento como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, tarea en la que destaca por su liderazgo, por ser una voz fuerte en el marco de los múltiples conflictos que confrontan África y Medio Oriente, así como en los grandes temas relacionados con seguridad regional y el contraterrorismo. En esta nueva etapa llega con una agenda innovadora: ampliar el número de miembros permanentes y no permanentes del Consejo de Seguridad y modificar el derecho a veto de cinco de sus miembros; 2) combatir el terrorismo internacional; y promover la seguridad marítima y el equilibrio de poder en Asia (Roy, 2021).

En otro escenario de la gobernanza, junto a Corea del Sur y Australia, India fue invitada a la reunión del G-7 de junio de 2021 en Londres. Un reconocimiento a su importancia económica y geopolítica como contrapeso al avance de China en el pacífico y a la intención de ampliar este grupo a otros líderes globales (National Herald, 2021). Así mismo, la relevancia de India en el debate de los temas económicos es palpable en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en donde su opinión pesa en los temas de propiedad intelectual, barreras de acceso, subvenciones y comercio de servicios transfronterizos. Por ejemplo, propuso liberalizar temporalmente las patentes de las vacunas contra el Covid 19, lo que contó con el apoyo de Europa y Estados Unidos. Es conocido su rol como como principal proveedor de vacunas y medicamentos genéricos a la OMC (BusinessLine, 2021).

La India de Narendra Modi transforma de manera importante su política exterior. Cuestiona la minimización del multilateralismo y la manera en que los nacionalismos y la desglobalización han diezmado la colaboración entre Estados. Aunque es crítica de la hegemonía occidental, la propuesta del primer ministro indio es el Multialineamiento expreso, en oposición al No alineamiento que imperó durante 60 años de historia independiente. La politización y la securitización de su agenda internacional son variables inminentes que no se simulan, así como su firme intención de involucrarse en las discusiones sobre en temas globales de seguridad energética, regional, alimentaria, cambio climático, entre otros (ORF, 2019). Resaltan también por su importancia en las decisiones regionales y globales su membrecía en el G-20 y su membrecía plena en la Organización de Cooperación de Shanghái desde 2017.

Su decisión de revivir el QUAD en compañía de Japón, Estados Unidos y Australia para contra restar la influencia china en la región Indo-Pacífico y su decisión, autónoma pero criticada, de no ser miembro del RCEP, son elementos que se subrayan en este ciclo de su política económica internacional.

Con América Latina, India intentó sin éxito avanzar en el marco de la CELAC, razón por la cual decidió fortalecer el bilateralismo con los países de la región. Es observador en Alianza Pacífico, está terminando de negociar una ampliación de su acuerdo comercial con Chile, mientras avanza en la suscripción de otro instrumento de mayor alcance con Perú. Con Colombia, la interlocución es precaria y el desinterés evidente. No obstante, los negocios y las inversiones, aún en baja latencia, siguen teniendo lugar.

La importancia económica de India

Su incidencia global en términos económicos ha hecho de India un socio que las grandes potencias privilegian al igual que economías del sur global. Según las proyecciones del FMI para 2021, India es la quinta economía de más rápido crecimiento entre aquellas de más de un trillón de dólares, a pesar de que el país registrara dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo del PIB. Tanto para la plataforma Statista como para la consultora Deloitte, el país se sigue proyectando con un crecimiento de su PIB cercano al 12.5% al finalizar el año 2021 y de 6 .5 % en 2022.

Las necesidades de consumo de un país de más de 1380 millones de personas hacen de India en sí un mercado estratégico, así como el desarrollo paralelo de importantes industrias que inciden en las cadenas globales de valor. La industria de automóviles india es la cuarta en el mundo en producción de vehículos y la séptima en manufactura de vehículos comerciales (carga, transporte), su principal mercado de destino de exportación es México y su plan de desarrollo para el sector de vehículos eléctricos e infraestructura demandará inversiones por 180 billones de dólares a 2030 (IBEF, 2021). El país, ocupa el cuarto lugar en generación de empresas unicornio a nivel mundial, valoradas en 73.2 billones. Se espera que a 2025 sumen más de 100 nuevas empresas según datos de Hurun Global Unicorn List (IBEF, 2021). El sector farmacéutico indio, a lo largo de las últimas seis décadas, superó procesos de duplicación imitativa, alcanzó niveles de imitación creativa, para finalmente ocupar un espacio en los procesos colaborativos de I&D con el mundo. Hoy, las empresas indias exportan todo tipo de medicamentos, siendo su destino principal los Estados Unidos. Según los datos suministrados por la plataforma Trade Map, entre los países que más exportan farmacéuticos en términos valor, se encuentra India en el lugar 11, antes de España, Suecia y Canadá, con una participación del 3.8% por ciento del mercado global, y un crecimiento de hasta el 22.5% desde el año 2014. En crecimiento en ventas a 2030, India proyecta un crecimiento de 232%.

En América Latina sus principales socios son Brasil, México, Chile y Colombia. Con nuestro país, aunque la balanza es deficitaria, el comercio concentrado en materias primas y las inversiones no repuntan. Se han identificado cinco segmentos estratégicos que, mediante asociaciones con empresas indias, favorecerían la especialización y diversificación de la oferta productiva y exportable: producción de medicamentos genéricos, desarrollo de la producción de leguminosas, fríjol y garbanzo, desarrollo de la industria de astilleros y de los clústeres de partes y piezas para el sector de la aviación y la generación de contenidos audiovisuales (Procolombia Universidad Externado de Colombia, 2021).

India -Venezuela, desde 2005 sólo Petróleo

A diferencia de la relación entre Venezuela con los países arriba citados, en la que los modelos económico y político, así como sus posiciones ideológicas, juegan un papel fundamental en el diálogo, y en todos los casos caracterizadas por la confrontación con los Estados Unidos, con India, la aproximación ha sido eminentemente económica y fundamentada en tres variables difíciles de modificar en el mediano plazo: 1) garantizar la seguridad energética de una India que demanda ingentes recursos energéticos para poder continuar su proceso de industrialización, situación que la convierte en el mayor comprador de petróleo en Asia; 2) la rara convergencia de ser Venezuela productor de ese tipo de hidrocarburo; 3) una visión a largo plazo en términos de inversiones por parte de las empresas petroleras indias en el país con mayores reservas mundiales.

La historia de las relaciones entre ambos países es particular. Después de la visita de Hugo Chávez a India en 2005, y como consecuencia de las sanciones estadounidenses impuestas a Irán, su segundo proveedor de petróleo más importante, se abrió el camino para que Venezuela copara ese espacio. Las importaciones de petróleo venezolano a India alcanzaron a representar un 12% del total, convirtiéndose, después de Estados Unidos y China, en el principal demandante de ese país (Seshaseyee, 2019).

Las sanciones impuestas por Estados Unidos a Venezuela en tiempos recientes han dificultado el flujo del comercio, así como la eficiencia de las inversiones petroleras de empresas como Reliance o ONGC Videsh, disminuyendo la importación de petróleo venezolano, mientras Estados Unidos se convierte en el segundo proveedor de petróleo a India después de Irak (US becomes India’s second biggest oil supplier, 2021).

La balanza comercial de India con Venezuela fue negativa entre 2010 y 2019 (gráfico 1). En los primeros años es evidente dada la limitada relación económica que imponía la distancia geográfica entre estos mercados, pero cuya explicación cambia frente a las necesidades energéticas de una India en pleno proceso de industrialización y su surgimiento como potencia regional. En 2013 la balanza siguió siendo negativa para India y alcanzó un punto máximo con -14.715.680 millones de dólares. Entre 2015 y 2019, India exportó a Venezuela $627.9 millones de dólares, de los cuales el 39% fueron medicamentos y el 27% aceites de petróleo (gráfica 2). En el mismo lapso importó de Venezuela un total de 30.762 millones de dólares, de los cuales el 99,8 correspondió a aceites crudos de petróleo o de mineral bituminoso (gráfica 3). Efectivamente, además de petróleo refinado, los farmacéuticos, vehículos y textiles hacen parte de la canasta exportadora india a ese país. Dada la compleja situación económica y política los montos de exportaciones disminuyen también en el tiempo, mientras las deudas con las empresas indias se incrementan. 

De acuerdo con los datos del Banco de la Reserva de India, el país habría invertido en Venezuela un total de 10,4 millones de dólares entre 2012 y 2017, suma que corresponde a la empresa Glenmark Pharmaceuticals Ltd, en una alianza tipo Joint Venture con Glenmark Pharmaceuticals Venezuela, C.A. Otras inversiones se tramitan a través de empresas de capital indio localizadas en otras latitudes.

A pesar de la crisis, las empresas indias consideran estratégica su presencia en el país petrolero, al mismo tiempo que son precavidas para no confrontarse innecesariamente con su principal socio comercial, Estados Unidos. Las cifras comerciales del 2020 les dan la razón. Las exportaciones a Venezuela pasaron de 241 millones de dólares en 2019 a 758 millones en 2020, representados fundamentalmente en la exportación de diésel según datos del ITC Geneva.

India un socio estratégico en momentos de crisis

Con Venezuela, Colombia debe cambiar la estrategia. La venezolanización e ideologización en las relaciones no pueden seguir caracterizando la agenda. Fue un camino que cerró por completo los canales de diálogo con un vecino complejo que, por otra parte, en términos geopolíticos, es importante para las economías que emergen en Asia y para los poderes de occidente. Es decir, las reservas más grandes de petróleo siguen ahí y el cambio de la matriz energética a nivel global todavía tardará años en hacerse evidente. El nuevo gobierno deberá tender puentes para el diálogo, formales e informales, directos y estratégicos, no solo por los vectores que nos unen y que son irrenunciables, connacionales que todavía habitan en ese país, también, porque las dinámicas y propulsores de las relaciones internacionales en el mundo y en Latinoamérica cambiaron y Colombia no puede seguir ignorándolo.

India es la gran economía asiática que asciende en el sur global. Durante décadas, el sello de su política exterior fue el dogma del no alineamiento, mantener la equidistancia frente a las dos potencias vigentes durante la guerra fría, pero también abogar por la autonomía de los pueblos y la no injerencia en los asuntos internos. Para Nehru, el no alineamiento le permitía a India tener influencia en la esfera de las relaciones internacionales, pese a su debilidad económica y militar, así como evitar tomar posiciones incómodas en conflictos de sus vecinos, que afectaban sus intereses. Desde los 90, cuando su aspiración de ser potencia industrial muestra materialidad, su posición de no alineamiento comienza cambiar y el gobierno de Narendra Modi radicaliza el esfuerzo al presentar abiertamente su nueva estrategia de política exterior el Multialineamiento, herramienta que tiene como fin hacer sentir rápidamente su peso económico y geoestratégico a nivel global, de manera tal que pueda influir en la esfera internacional como un poder mayor en el mediano y largo plazo (Hall, 2016).

Narendra Modi y su ministro de relaciones exteriores S. Jaishankar fueron quienes rompieron abiertamente con el legado nehruviano acuñando el siguiente slogan “Beyon de Delhi dogma: Indian Foreign Policy in a Changing World”. El Multialineamiento debe ir más allá de lo ordinario, “reconocer que, en esta fase de los asuntos globales, muchas de las verdades asumidas ya no lo son”. Las formas de relacionamiento, de comunicación, de producción del conocimiento, los vectores de poder cambiaron y “… si el mundo es diferente, nosotros necesitamos pensar, hablar y relacionarnos en consecuencia” dice el ministro S Jaishankar (RajaMohan, 2019). Para el funcionario, la debilidad de la política exterior de los países del sur radica en atrincherarse o alienarse por las formas y procesos, convirtiéndolo en lo importante sin obtener al final ningún resultado. Escudarse en narrativas estáticas, que ya ni siquiera encuentran contexto.

Según Hall (2016), el Multialineamiento tiene tres elementos básicos, 1) la estrategia de India de buscar pertenencia a asociaciones y organismos regionales de manera estratégica por ejemplo con la Organización de Cooperación de Shanghái OCS o Alianza pacífico 2) la construcción de una estrategia bilateral según intereses específicos 3) y el reconocimiento de estructuras normativas. La estrategia bilateral le permite mantener un dialogo regular con los Estados proporcionando un medio para evaluar las intenciones y construir confianza, las asociaciones estratégicas le dan a la India acceso real o potencial a los mercados, mientras la cobertura normativa le evita estar a la ofensiva con sus contrapartes, además de presentarse como un Estado abierto a la persuasión y a la inducción. A diferencia del No alineamiento, el multialineamiento no busca mantener la equidistancia con Estados Unidos y China, por el contrario, necesita profundizar relaciones con cada uno para evitar la dependencia política, económica o militar de otro poder mayor. India mantiene lazos fuertes con Rusia, con China que sigue siendo su socio económico principal. Fortalece de manera decidida su relación con los Estados Unidos. Ante un mundo en permanente transformación el multialineamiento requiere que las suposiciones se revisen regularmente y que las proyecciones sean revisadas.

Conclusión

Las características descritas de este socio venezolano ofrecen a Colombia ventajas y garantías en el diseño de una agenda económica internacional eficaz, estratégica, y de largo plazo.

Por ser una democracia y una economía en ascenso, India maneja un lenguaje común en términos del cumplimiento de compromisos internacionales, reciprocidad efectiva y seguridad institucional. Por ser una potencia industrial y a la vez una economía que emerge tiene motivaciones similares en términos de desarrollo inclusivo, complementariedad económica y agregación de valor en la oferta productiva y exportable. Paralelamente, significa una opción alterna o complementaria a China en términos de cooperación para el desarrollo y en especial para la construcción de corredores económicos industriales y digitales. Es un socio importante en los escenarios multilaterales, pero su respaldo depende en buena medida del grado de relacionamiento económico y cultural. El potencial en términos de relaciones económicas además del petróleo y la minería, también se observa en dinámicas para la especialización e internacionalización de eslabones que son de interés nacional, como el de las tecnologías de información, el farmacéutico o el astillero. Su relación con Estados Unidos y especialmente la presencia de multinacionales indias en ese país, además de una importante diáspora empresarial favorecerían el acceso al mercado más importante en América mediante el desarrollo de la estrategia de nearshoring que hoy promueven las agencias de promoción de exportaciones y de inversión. Con Venezuela, India puede servir de puente en la reactivación de actividades productivas que favorezcan el crecimiento de empresas PYMES, por ejemplo, en el sector de partes y piezas para los sectores relacionados con las industrias del movimiento.

Alguna vez el G-3, al Acuerdo de Complementación Automotor sirvió a estos propósitos.
India es un socio que Colombia no debería seguir ignorando.


Referencias

BusinessLine, P. (6 de mayo de 2021). US backs India’s WTO proposal for patent waiver on Covid-19 vaccine. Business Line, pág. 1.

Chaudhry, D., Tomar, P., & Joshi, P. (2018). Deconstructing Indian Overseas Foreign Direct Investments: Historical & Contemporary Trends. Oxfam Discussion Papers.

CSIS, R. (10 de octubre de 2020). CSIS: Center for Strategic and International Studies. Obtenido de csis.org: https://www.csis.org/analysis/fabulous-five-how-foreign-actors-prop-maduro-regime-venezuela

Hall, I. (2016). Multialignment and Indian Foreign Policy under Narendra Modi. The Round Table The Commonwealth Journal of International Affairs, 3-18.

IBEF. (23 de mayo de 2021). ibef.org. Obtenido de IBEF: https://www.ibef.org/economy/indian-economy-overview

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National Herald, W. (17 de enero de 2021). UK invites India to attend G7 summit, scheduled to be held in Cornwall from June 11-13, as a guest. National Herald, pág. 1.

Oner, I. (marzo de 2020). Willson Center. Obtenido de www.willsoncenter.org: https://www.wilsoncenter.org/publication/turkey-and-venezuela-alliance-convenience

ORF, B. D. (2019). ORF. Recuperado el mayo de 2021, de youtube.com: https://www.youtube.com/watch?v=7VaJucdN3b0

Procolombia Universidad Externado de Colombia. (2021). Atracción de Inversión Extranjera desde India. Bogota.

RajaMohan, C. B.-a. (2019). ISAS. Recuperado el abril de 2021, de isas.nus.edu.sg: https://www.isas.nus.edu.sg/papers/beyond-non-alignment-s-jaishankars-reflections-on-indian-foreign-policy/

Roy, S. (14 de enero de 2021). Explained: India at the United Nations high table. The Indian Express , pág. 1.

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US becomes India’s second biggest oil supplier, S. p. (2021). India Today. Obtenido de indiatoday.in: https://www.indiatoday.in/business/story/us-india-second-biggest-oil-supplier-saudi-plunges-four-1779755-2021-03-16


Soraya Caro Vargas
Directora Cesicam
Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales
Soraya.caro@uexternado.edu.co

Separata ZERO India
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