Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

Ultimátum
12 de abril de 2023

Los acuerdos de Minsk: el rompecabezas que no resultó

All sides must seize the opportunity to bring this conflict to a peaceful end.

This year [2015] has seen some progress in this direction, …

 and now is the time to implement Minsk and settle this conflict.

Samantha Power, 2015

El 12 de febrero de 2015, representantes de Rusia, Ucrania, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk firmaron los Acuerdos de Minsk. El objetivo de estos Acuerdos era el de prevenir una guerra entre Rusia y Ucrania por los territorios del Dombás, la región separatista al este de Ucrania. Estos fracasaron en su propósito y, el 24 de febrero 2022, Rusia invadió a Ucrania argumentando que lo hacía para apoyar a las repúblicas independientes de Lugansk y Donetsk, cuyos derechos Ucrania estaba violando. ¿Por qué fracasaron los acuerdos de Minsk?

Antecedentes

La de Dombás es una zona minera e industrial al este de Ucrania, donde la producción de carbón constituye el principal ingreso. Este se empezó a explotar en el siglo XIX, cuando la revolución industrial demandaba grandes cantidades de carbón. Al inicio de la Primera Guerra Mundial, el Dombás producía el 87% del carbón que consumía el Imperio Soviético (Británica, 2022). Luego de la Revolución, Stalin aceleró el desarrollo industrial de la zona; sin embargo, lo hizo con detrimento de los campesinos, quienes no solo perdieron gran parte de sus territorios, sino que también se vieron obligados a enviar su trigo y sus productos a la Unión Soviética. En consecuencia, la zona se vio gravemente afectada por el Holodomor, la hambruna creada por Stalin en Ucrania. A su vez, como resultado de esta hambruna y la pérdida de vidas en la región, la Unión Soviética promovió la migración rusa a la zona. Esta se sumó a la que había llegado a finales del siglo XIX con el boom del carbón y explica el alto número de rusos hoy en la zona.

Cuando Ucrania se independizó en 1991, la región del Dombás se convirtió en el motor industrial del país. El carbón sigue siendo el principal producto de la zona y, junto con el acero, representaban cerca del 10% de PIB ucraniano en 2014 (Warrick & Mufson, 2020) cuando Rusia anexó Crimea y los separatistas se declararon independientes y se apropiaron de las minas.

Cabe anotar que, si bien los separatistas se declararon independientes en 2014, las semillas de esta escisión datan de 1994. En ese año, los habitantes del Dombás participaron en un referendo sobre la estructura política de Ucrania y votaron, en más de un 80%, por una Ucrania federada, mantener el idioma ruso y su uso para la educación en la zona, y por la integración con los Estados euroasiáticos que habían sido parte de la Unión Soviética. Más allá de las razones étnicas y políticas que subrayan las diferencias del Dombás con Ucrania, el resultado de este referendo se explica además por una situación económica recesiva en la zona y el aumento de la pobreza y el desempleo luego de la caída de la Unión Soviética y la creación del Estado ucraniano.

Un segundo referendo se llevó a cabo en la región en 2014 luego de que Rusia anexara a Crimea y la votación dio como resultado, en más del 90%, el apoyo a la separación de Lugansk y Donetsk de Ucrania. El gobierno ucraniano y la comunidad internacional desconocieron estos resultados. El gobierno ruso, por su parte, sí reconoció los resultados.

Crimea 2014

La anexión de Crimea marcó un antes y después para la región del Dombás. Durante el invierno de 2013-2014, el pueblo ucraniano se rebeló en contra del presidente Yanukovyich, quien se negó a firmar un acuerdo de asociación entre Ucrania y la Unión Europea. Yanukovyich, quien finalmente abandona el país en febrero de 2014 como consecuencia de las protestas, había llegado al poder con el apoyo de los separatistas del Dombás y de Crimea. Al ver que llegó un gobierno interino a reemplazar a Yanukovyich, surgieron nuevas manifestaciones, esta vez en Crimea. Rusia aprovechó estas demostraciones, ayudó a los pro rusos a tomarse el parlamento de la península y terminó por anexar Crimea a Rusia. El argumento de Putin fue la necesidad de asegurarle a la población pro rusa de la península el derecho a expresarse libremente y a la libre determinación; argumentos muy parecidos a los esgrimidos en febrero 24 de 2022, cuando la intervención en Ucrania.

Minsk 2015

Como resultado de la anexión de Crimea y los referendos en el Dombás en 2014, la situación en Ucrania pasó de gris a negro. Esto llevó a Francia y Alemania a mediar el conflicto en lo que se llamó el cuarteto de Normadía –Francia, Alemania, Ucrania y Rusia–. Se reunieron en Bielorrusia y con el apoyo de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa y las repúblicas de Donestk y Lugansk, firmaron en septiembre de 2014 un primer acuerdo y luego, en 2015, los acuerdos de Minsk-2.

Los acuerdos de Minsk son un rompecabezas que pretende unir las posiciones de Ucrania y Rusia en un solo recuadro cuando las diferencias entre ambos son sustanciales y, en cierto modo, irreconciliables. Entre los puntos acordados hay temas humanitarios que llaman al intercambio de prisioneros y personas retenidas por ambos bandos, y temas económicos que abogan por el restablecimiento de los vínculos económicos entre el Dombás y Ucrania.

Los suministros de carbón desde la región de Donbass hasta el centro de Ucrania y las centrales térmicas eléctricas se paralizaron casi por completo a mediados de 2014 y en el invierno de 2015 debido a la interrupción de las operaciones ferroviarias y las carreteras y puentes dañados o destruidos [por el conflicto]. Esta destrucción supuso un daño importante e irreversible para los sectores del carbón y la industria, e impactó en la seguridad energética del país (IEA, 2017).

Los acuerdos también incluyen temas militares que contemplan el retiro de tropas extranjeras de la zona. Aquí hay que anotar que no se hace una mención explícita a Rusia sino en general a tropas extranjeras. Esta es una de las ambigüedades que hace de los acuerdos de Minsk un rompecabezas de difícil implementación.

En cuanto al componente político, los acuerdos hacen un llamado al reconocimiento del estatus peculiar de los habitantes del Dombás como ruso-parlantes, su derecho a tener un vínculo especial con Rusia a través de la cooperación internacional y a tener su propia milicia. Por otro lado, los acuerdos le reconocen a Ucrania el control total de la zona fronteriza. Así, es posible argumentar que, en lo político, los acuerdos favorecían a los separatistas, si bien se reconocía la frontera entre Rusia y Ucrania.

Conclusiones de los acuerdos

La implementación de estos acuerdos deja mucho que desear. Por un lado, para Ucrania, aceptar los puntos políticos significaba negociar su soberanía, si bien esta palabra no aparece en el texto de los acuerdos, y esta es un componente de la definición de Estado que los países no negocian. También, el darles cabida a las pretensiones de los separatistas era abrirle la puerta a Rusia para una mayor injerencia en las decisiones del país. En consecuencia, para Kyiv (Kiev, en ruso), los acuerdos no podían ser implementados.

Por su parte, para Rusia, los acuerdos se quedaban cortos por cuanto no incorporaban temas que ellos habían propuesto en las negociaciones y que eran clave para su política exterior, tales como la incorporación de una cláusula de neutralidad en la Constitución ucraniana para evitar su ingreso a la OTAN y la autonomía de Dombás para firmar tratados internacionales sin pasar por el filtro de Kiev.

La pregunta que surge entonces es: si ambas partes consideraban los acuerdos incumplibles e incompletos, ¿por qué los firmaron como también lo fue el tema reputacional para Rusia? Lo cierto es que, para ambos países, cumplir los acuerdos era imposible y durante ocho años, hasta febrero 24 de 2022, la zona, en vez de vivir la estabilidad y paz que propendían los acuerdos, vivió una guerra civil e irregular. Esta guerra fue escalando en intensidad hasta convertirse en un conflicto internacional cuando, el 22 de febrero de 2022, Rusia declaró no válidos los acuerdos de Minsk; un hecho que no sorprende, dada no solo la fragilidad de estos sino el hecho que las partes nunca los respetaron.

Al rompecabezas que se armó en Minsk le faltaron piezas, las piezas intangibles que tienen que ver con la voluntad política de los Estados. Y, sin estas, el objetivo, un mínimo de autonomía para los pro rusos la zona y el control soberano para Ucrania, era imposible de cumplirse; ergo, la guerra.


Referencias

IEA (2020), Ukraine energy profile, IEA, Paris. Recuperado de https://www.iea.org/reports/ukraine-energy-profile

Power, S. (2015). Remarks by Ambassador Samantha Power at a UN Security Council Meeting on the Human Rights Situation in Ukraine. Cambridge MA. Recuperado el primero de junio de 2022, de https://www.belfercenter.org/publication/remarks-ambassador-samantha-power-un-security-council-meeting-human-rights-situation.

Warrick, J., & Mufson, S. (2020, junio 12). Dirty Fuel. The Washington Post.


Maria Teresa Aya Smitmans
Docente investigadora
Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales
maria.aya@uexternado.edu.co

ISSN ELECTRÓNICO: 2344-8431
ISSN IMPRESO: 0123-8779

Artículos Recientes