Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales



El enemigo de mi enemigo es mi amigo: las relaciones de la República Islámica con los territorios colindantes de Israel (Gaza, Cisjordania, Líbano)

Para nadie es un secreto que Irán es especialista en las guerras asimétricas, que no se mete de lleno, pero si alienta, con armamento y entrenamiento, a estos grupos proxis, e Israel lo sabe muy bien.

En el marco del contexto bélico de Israel con Palestina, que data desde hace unos 60 años desde los primeros enfrentamientos en control del territorio, territorio que por arbitraje de la ONU y el beneplácito del Reino Unido, quien después del fin de la primera guerra mundial y el colapso del Imperio Otomano entró a controlar el territorio el cual se conocía como Palestina, ese fin del mandato británico significó la partición de la Palestina la cual era conocida en los mapas y la entrada de un nuevo Estado, significaba el regreso de una comunidad organizada de judíos quienes también reclamaban porciones de ese territorio y así el retorno del pueblo hebreo.

Lo anterior no supuso una entrada pacifica, por el contrario, significó el desplazamiento de miles de palestinos, donde la ONU acogió las recomendaciones de los países salientes que hicieron sus mandatos, Francia y Gran Bretaña, fijó fronteras repartidas entre la naciente Israel y Palestina, pero que se ha visto con el tiempo, Israel ha incumplido esas resoluciones y ha tomado más territorio del que inicialmente le fue concedido, ante este panorama, en el mundo musulmán, especialmente en los países de oriente medio fue creciendo un repudio contra el régimen sionista israelí, el cual en principio, como era de esperarse, no fue reconocido.

Entre el fervor del panarabismo y el pueblo árabe palestino, los países de la región intentaron de varias maneras -entre esas la opción militar- de intentar suprimir las crecientes aspiraciones de Israel de seguir cercenando el territorio palestino y cercando poblaciones palestinas en dichos territorios, uno de esos que fue cercenándose fue la franja de Gaza, que en principio se consideró que debía seguir perteneciendo al pueblo palestino, lo cual se acató, solo que de esa franja se le quito casi que una 50% de territorio, convirtiéndose así en un enclave palestino en el ahora ocupado territorio israelí.

Archipiélago de Palestina es como algunas veces se le ha denominado a lo que ha quedado del territorio palestino, dividido en enclaves que hacen parte ahora de jurisdicciones israelíes, con todo esto sucedieron las guerras entre finales de años 60 y comienzos de los 70s -la guerra de los seis días y la guerra del Yon Kipur- donde Egipto y Siria fueron sus principales actores, y en menor medida Jordania.
Lo que no esperaban es que Israel tuviera entre su ejército, denominado Fuerza de Defensa Israelí, equipos y recursos humanos sofisticados y preparados en guerra, con la más alta tecnología bélica, lo cual provocó derrotas entre actores del mundo árabe, como Egipto y Siria, que ante eso, lo que provocaron fue que Israel también tomara territorios sobre ellos.

Si bien, las rencillas eran entre los países de mayoría árabe de la región y el Estado Judío, Israel tenía un aliado, que, aunque no se involucró en la cuestión del pueblo hebreo ni la causa palestina, había reconocido varios años antes la existencia y el derecho de permanencia del pueblo judío en territorios anteriormente palestino, esta nación amiga era el Reino de Irán.

Irán, que durante los años de la dinastía Pahlevi logró un potenciamiento de su economía en 50 años, e iba encaminado a ser potencia regional, en un tiempo donde las monarquías árabes aun no desplegaban el boom petrolero y cuya infraestructura aún se le consideraba nómada, Irán estaba llamada a ser la perla de oriente medio, un país que a propósito solía ser muy culto, y ante eso también una diversidad cultural, convirtiéndolo así en una nación multicultural, que posee distintas etnias que conforman la población, como también la libertad de culto y religiones, donde si bien la predominante es la musulmana chiita, también contaban con comunidades importantes como por ejemplo justamente la judía, al igual que la cristiana, que provenía de su vecino Armenia y donde Irán constituye una base de comunidad armenia importante, no sin olvidar el zoroastrismo, donde Irán también es el centro de este culto y la fe Bahaí cuyo centro en aquel entonces también residirá en el reino iraní.

Como se refleja, Irán no se inmiscuyo en las guerras entre Israel y el mundo palestino, y su política de tolerancia hacia el pueblo judío y reconocimiento de este, que data precisamente desde tiempos del precursor del imperio persa, antecesor de la Irán, Ciro el Grande otorgaba derechos a los judíos que convivían en el territorio persa, la figura de Esther reluce como uno de esos hitos de convivencia entre persas y judíos.

Ciro el grande, conocido por ser un rey justo y bondadoso, quien fue de los primeros en hacer declaratorias de libertad en la humanidad, fue quizás la figura preislámica y nacionalista que más relativizó el régimen de los Pahlavi, dejando de lado por casi 60 años la figura de autoridad religiosa y casi mesiánica de los llamados ‘Ayatolás’ quienes reclamaban más preponderancia en las dinámicas de vida del reino iraní, así como la toma de decisiones y no solo ser tomados como lideres de espiritualidad. Poco o nada importó esto para Mohammad Reza Pahlevi, que en su afán de convertir en potencia a la nación, empezó acercamientos con occidente, especialmente con Estados Unidos, si bien esto en un inicio si provocó una aceleración de potencialización en la industria petrolera, en agroquímicos, en la industria automotriz y en un estilo de vida para los iraníes más cómodo y asequible con las nuevas tendencias de moda, salud, vivienda y tecnología, también sería la señal de lo que sería su posterior caída y dándole argumentos a los ayatolás de que la población iraní se estaba alejando de la espiritualidad y la religión en función de una vida moderna occidental, los ayatolás veían desde años antes esto como una ofensa y un peligro para su autoridad moral, lo cual envalentonaron discursos de odio en contra del monarca y alentando a su población más humilde y conservadora en ponerse en contra de las reformas del Shah.

De estas protestas nacidas del fervor islámico y antimperialista occidental sobresale la imagen del Ayatolá Ruhollah Jomeini, clérigo exiliado de territorio iraní por 15 años, su discurso en contra de la tiranía del Shah y su posición fuerte como opositor a él le condujo ganar aceptación, entre iraníes y la comunidad internacional quienes se acogían al discurso ofrecido por este venerable y anciano clérigo.

Por supuesto una de las charlas que ofrecía Jomeini era, desde su visión chiita del Islam, es acerca del martirio y el acompañamiento al oprimido, a todos los que injustamente han pasado por vejámenes por parte de los sectores de opulencia hacia con el desprotegido, ante esto, la cuestión palestina se puso en tema y rehusaba las acciones del régimen sionista contra el pueblo palestino, ese acercamiento a Palestina y su notable alejamiento del Estado de Israel hizo que la figura naciente del nacionalismo palestino se convirtiera en un aliado para el Ayatolá, y este fue Yasser Arafat, líder palestino de la OLP (Organización de Liberación Palestina). Entre Arafat y Jomeini hubo encuentros en el exilio, seguramente el acompañamiento de un líder espiritual a la causa palestina ofrecía un plus de alguien no árabe, pero si musulmán, aun mas cuando las dos corrientes enfrentadas del Islam -Chiismo y Sunismo- históricamente distantes, dejaron de lado sus creencias más fervientes y acerrimas en pro de una causa como la opresión del pueblo palestino y sus despojos de tierra.

El Sha, viendo su desfavorabilidad, y la poca recepción o apoyo de sus aliados internacionales por las políticas restrictivas de su régimen, cree que calmara las aguas de su pueblo iraní saliendo del país, una técnica que en su momento le sirvió cuando Mohammad Mossadegh, primer ministro electo democráticamente tomo las riendas del poder y redujo la figura del rey como decorativa, sin injerencia en temas netamente gubernamentales, el Shah entonces decidió partir del país por un tiempo, esperando que ocurriera un milagro que otorgara su regreso, cosa que ocurrió al paso de los años y que lo convertiría en el hombre de hierro de la nación, como lo demostró su padre Reza Shah cuando toma las riendas del país y saca del poder a la decadente dinastía Qayar, sin embargo, la efervescencia y lo convulso de la situación política del país distaría de lo que ocurrió años atrás, y su salida solo provocó la aceleración de su caída en desgracia.

El Shah, en aras de mostrarse como un monarca piadoso y demócrata, ordena paralizar los enfrentamientos entre su ejército, población civil y grupos opositores, entre quienes estaban los radicales islamistas, los marxistas y los liberales, para demostrar más su intento de apaciguar las aguas deja encargado en el gobierno a un líder de partido de oposición, intentando mostrar su cara más demócrata, no obstante en el momento en que el líder del Frente Liberal (partido nacionalista impulsado por el premier Mossadegh) Shapur Bakhtiar toma las riendas, no fue suficiente para prevenir el caos que vendría y que tampoco logro unir a las facciones más leales al rey. Jomeini, que en el exilio recibía visitas de todo tipo de facciones opositoras al Shah, veían en él alguien que podía aglutinar –de manera amistosa y pacifica- una nueva cara de unión de a población multicultural, que se escuchen esas necesidades del pueblo y la creación de una república donde haya cabida para todos los iraníes, le ofrecieron que volviera al país, ya que las fuerzas leales al Shah estaban divididas y que este sería el momento del regreso, Jomeini aceptó entonces salir del exilio y retornó para el 1 de febrero de 1979.

Como se anticipaba, el discurso antiimperialista de Jomeini continuo y con una figura carismática como él respaldando el proceso de rebelión, las fuerzas leales al Shah no lograron resistir la aceptación de la figura de Jomeini y así el fin de siglos de una monarquía en Irán, sería el nacimiento de un nuevo proceso de resignificación del pueblo iraní.

Jomeini, del lado de los oprimidos, de la vida conservadora y más pulcra, dedicada desde la visión del islam chií, acusaba al Shah de la vida descarriada que la nación estaba llevando en su población, de los vicios provocados por occidente y del modo y estilo de vivir que venía adquiriendo los iraníes.
Ante esto, Irán en sus nuevas políticas exteriores, decide romper relaciones con el Estado de Israel y alinearse con la causa palestina, cosa que hasta el día de hoy sigue como asunto de importancia en la agenda geopolítica del gobierno islámico de Teherán.

Desde entonces, las autoridades clericales de Irán nunca han ocultado su desencanto con el gobierno israelí, y también como parte de sus principios constitucionales está el no reconocimiento de ese estado y la destrucción de este, con el fin de que el pueblo palestino retome sus hogares y en sí que Palestina recupere su mapa territorial.

Una de las funciones de la guardia “pretoriana” del Ayatolá, la llamada Guardia Revolucionaria Islámica -cuerpo militar adyacente a la Artesh, que es el ejército nacional- que fue creado bajo órdenes de Jomeini con el fin de prevenir una contrarrevolución o intento de golpe de la Artesh, fue tomando con el tiempo importancia dentro del esquema militar en el país, al punto que la Artesh hoy tiene menos poder que la misma Guardia Revolucionaria, y es precisamente que con este cuerpo de guardianes se creó un grupo para operaciones en el exterior, la fuerza Al-Quds, encargada de proveer asistencia bélica y militar a grupos islamistas que están en contra de los sionistas, o grupos oprimidos por las monarquías árabes, en este caso su fuerza proxi se centra en los grupos como Hezbolá en Líbano y Hamás en Gaza.

Para nadie es un secreto que Irán es especialista en las guerras asimétricas, que no se mete de lleno, pero si alienta, con armamento y entrenamiento, a estos grupos proxis, y ante esto Israel lo sabe muy bien, aunque no tenga pruebas directas de que los persas islámicos estén involucrados en los más recientes atentados y ataques desde Gaza, no descartan que esto se venía gestando desde hace algún tiempo, ya que el día seleccionado, las trincheras, túneles y demás estaba calculado y para lograr esto el apoyo de Irán era necesario.

Los servicios de inteligencia israelíes son famosos por su efectividad, y en el pasado han logrado penetrar hasta las mismas fronteras iraníes para recopilar información, incluso posee espías, entre judíos iraníes en exilio hasta iraníes que son anti régimen islámico, con todo esto la información que poseen de las actividades de las autoridades iraníes, sus clérigos y la guardia, no han dudado que los arquitectos de este ataque sean los iraníes, que no descansan día tras día para encontrar modalidades de acción en contra de los israelíes, que desestabilicen y provoquen caos dentro de los territorios hoy considerados israelíes.

Esto se suma también al acercamiento de Israel con varios países de la península arábiga, como sus relaciones hoy con Emiratos Árabes Unidos y el estreches de manos que tenía pendiente y casi listo con la monarquía saudita, por lo cual Irán veía una seria amenaza que Israel normalizara relaciones con estos países y que esto aislara cada vez de la escena regional del oriente medio al país persa, y que en términos llevados a la práctica, Irán posee relaciones fijas con Siria y Qatar, y con grupos proxis -no gubernamentales- de Líbano, de Iraq y de Yemen. También con Hamás que se considera el grupo gobernante -de facto- de la franja de Gaza. Lo anterior lleva a suponer que Israel tendría a futuro una normalización total con más países árabes, de carácter formal, y no con grupos adyacentes como lo hace Irán.

Con todo esto, es que a Israel no le quepa menor duda que detrás de los ataques, más que del grupo radical Hamás, está la mano oscura de las fuerzas Quds, adscritas a la Guardia Revolucionaria, y que solo el tiempo nos dirá si las acusaciones de Israel son ciertas o solo una cortina también por parte de ellos para demostrar ante la comunidad internacional que ellos son los afectados de esta cruda guerra y que Irán es que quién realmente quiere ver destruido su pueblo, sin medir también los actos de barbarie que el régimen sionista está causando y propiciando, lo cierto es que este escalamiento en la guerra solo muestra a Hamás y a la Fuerza de Defensa israelí como instrumentos de otros países, que precisamente poco o nada les interesa lo que lleva ocurriendo en esa porción de tierra durante décadas, y que seguirá siendo un conflicto sin resolución, al menos de carácter pacifista, como alguna vez lo intentaron Yasser Arafat e Isaac Rabin.


Carlos Mauricio Gómez M.
Realizador de Cine, Artista Visual y Magíster en Historia de la Universidad Nacional de Colombia
maurogmz@gmail.com