Esta edición de la revista Zero contiene un dosier dedicado al carbón, mineral que representa la segunda entrada de divisas del país e innumerables rubros por regalías para las regiones extractoras, lo que contrasta con la pobreza reinante en las regiones donde se explota. Dándole continuidad al enfoque minero-energético de […]
Esta edición de la revista Zero contiene un dosier dedicado al carbón, mineral que representa la segunda entrada de divisas del país e innumerables rubros por regalías para las regiones extractoras, lo que contrasta con la pobreza reinante en las regiones donde se explota.
Dándole continuidad al enfoque minero-energético de nuestra pasada edición sobre la extracción aurífera, en este número se presenta un dosier dedicado al carbón, mineral que ha posicionado al país como el primer productor en Latinoamérica, con una producción de 90 millones de toneladas anuales (Carlos Franco, «Desarrollo y bienestar, el fin último de la minería», entrevista). Colombia
es el cuarto exportador mundial de carbón, y si este año se cumplen las metas establecidas, tendrá la producción más grande en su historia con 97,8 millones de toneladas (incremento interanual del 10,5 %), en contraste con un mercado donde el precio está a la baja.
Aunque para algunas naciones desarrolladas –como Alemania– el carbón es hoy un negocio poco rentable, debido a que hay que resarcir el daño ambiental que causa este sector, su demanda no deja de ser necesaria en aquellas naciones donde los procesos de industrialización acelerada son indispensables para mantener una posición ventajosa como mercados emergentes.
Nuestra editora invitada explora diversos aspectos convergentes, con el fin de dar cuenta de la actualidad de la industria carbonífera en Colombia; su recorrido va desde una visión histórica muy rica en detalles con el artículo «Carbón y desarrollo en Colombia», hasta un estudio de caso de emprendimiento social en el corregimiento de Potrerillo (Cesar), donde la comunidad apostó por proyectos productivos no ligados a la minería, en una zona donde predomina esta actividad.
Sin embargo, no podemos dejar de lado nuestro interrogante de una tercera vía que intenta unificar conceptualmente las paradojas y contradicciones de la explotación minero-energética; es decir, reformular de manera justa la optimización de un negocio cuya rentabilidad implica unos costos generalmente asimétricos en materia de sostenibilidad ambiental, social y política.
Así las cosas, no podemos negar que el crecimiento de la producción carbonífera marca también la aparición de episodios oscuros y no resueltos, como los casos de Drummond y Prodeco, investigados y publicados con el título «El lado oscuro del carbón» por la ONG Pax. Este documento será, sin duda, la constancia de otra pequeña cicatriz en el gran mapa en el que la minería se intersecta con las denominadas «zonas grises», que para los estudiosos del tema amerita un enfoque no sólo desde la violación de los derechos humanos sino desde la responsabilidad social, la sostenibilidad, la legalidad y la institucionalidad estatal.
Para la sección «Imagomundi» fijamos nuestra atención en el conflicto civil ucraniano. Recientemente, el Comité de Seguridad de la Unión Europea aprobó invitar a Colombia a que participe como país tercero en una misión civil y no ejecutiva en Ucrania, cuyo presidente no quiere sólo una misión civil sino también militar, una fuerza pacificadora capaz de detener la sublevación prorrusa, que ya ha cobrado miles de vidas. Para analizar qué está pasando en este país y su conflicto con Rusia, al igual que su rol como punto geoestratégico entre Oriente y Occidente, se presenta un dosier en el que se puede conocer la posición de todos los protagonistas, desde
Estados Unidos y la OTAN, pasando por la UE y por Rusia, por supuesto, pero sin obviar la visión nacionalista y el arraigo cultural hacia su otrora compañero soviético, que está marcando el conflicto; por último, se hace un sesudo análisis de la economía regional.
En «Liber abaci» se presenta una serie diversa que tiene como elemento común los interrogantes que plantean sus autores: ¿para qué el capitalismo?¿Demasiada estabilidad económica global? ¿La opinión de las agencias calificadoras de valores seguirá siendo fundamental para el mercado? Y cierra con una visión comparativa entre el concepto de responsabilidad social empresarial (RSE) en el sector bancario occidental y el de la banca islámica, donde queda claro que en este lado del planeta la RSE tiene como objetivo maximizar ganancias oponiéndose al concepto mismo de su naturaleza, mostrando así a la vertiente islámica como un referente éticamente más correcto.
La sección «Polis» abre con un artículo de corte histórico sobre lo que cinco décadas de conflicto armado han representado para el país, en el que se deja en claro que las FARC son una guerrilla debilitada, que extravió sus ideales, y que es el momento de llegar a un acuerdo firme que permita respirar aires de esperanza, frente
a una polarización abismal que sin duda marcará los destinos ideológicos y pragmáticos de una centuria que parece avasallarnos con los coletazos de un siglo muerto. Es hora de ponerle fin a este episodio de nuestra penúltima o última violencia con las herramientas de la agonía de una sociedad sin norte y sin tierra, y las variables adversas de un Estado frágil y un mercado subordinado a las oscilaciones y tensiones de la economía y las finanzas internacionales. Transición traumática, sangrienta, paradójica, incierta. Aun así, es hora de ponernos al día con la región, cuyas reivindicaciones y luchas ya no son las mismas. Asumir una vez más que sólo «somos hijos de nuestra historia». El resto del mundo nos espera.