Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales



Colonialismo, imperialismo, lucha antiterrorista: adaptabilidades y persistencias

Este artículo aporta elementos analíticos claves desde una perspectiva histórica y geopolotíca para comprender la evolución multidimensional del conflicto israelí-palestino. La adaptabilidad del conflicto frente a factores como el imperialismo, el nacionalismo y las dinámicas de poder post-11 de septiembre, han sido los factores que ha perpetuado la complejidad del enfrentamiento y dificultando las vías hacia la resolución pacífica.

El conflicto palestino-israelí, que se extiende desde la época del mandato británico hasta la era digital, ha exhibido una capacidad de adaptación que resalta su complejidad intrínseca. Esta capacidad no es meramente una respuesta a las circunstancias cambiantes, sino una manifestación de la profunda humanidad de los involucrados.

Su extensión más que centenaria y su naturaleza multidimensional hacen de este conflicto una de las luchas armadas más longevas y complejas del mundo contemporáneo. Debido a estas características, el conflicto cambia con el tiempo. Por ejemplo, como lo explica Gómez (2023), “en los últimos 10 años, se evidencia la expansión continua de asentamientos israelíes en regiones como Cisjordania, Jerusalén Oriental [y] la Franja de Gaza [,] que corresponden a territorio palestino” (p.48).

Las raíces del conflicto se hunden profundamente en cuestiones neurálgicas, como la identidad nacional, el problema del Estado nación, la soberanía territorial y la búsqueda de seguridad y reconocimiento mutuo. A criterio de Echeverry (2023), “la ocupación de los territorios palestinos por parte de Israel es uno de los fenómenos de la política internacional más importantes del siglo XX” (p.415).

El propósito de esta breve disertación es contribuir al entendimiento de las transformaciones históricas y el impacto de los sucesos geopolíticos internacionales en la configuración del conflicto palestino-israelí. Para alcanzar este fin, se adoptará una metodología cualitativa y descriptiva, que permita una mirada en profundidad de los hechos históricos a través del análisis de narrativas históricas y literatura académica, procurando así aportar al esclarecimiento de algunas de las dinámicas que han dado forma a este prolongado conflicto.

A fines del siglo XIX, el sionismo emergió como una fuerza significativa en el panorama político. Este movimiento nacionalista judío, nacido en una era marcada por el auge imperial y el florecimiento de nacionalismos en toda Europa, tenía como fin último la fundación de un Estado judío y democrático. Se enfocaba en el asentamiento de judíos en Palestina, incentivando su establecimiento a través de la agricultura y la actividad industrial. La adaptabilidad del conflicto palestino-israelí deja ver su primera gran adaptación en el entorno de los cataclismos propios de la Primera Guerra Mundial. Expone Levin (2015) que “podemos encontrar los primeros rasgos de una idea nacional a fines del siglo XIX” (p.36).

La capitulación del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial desencadenó un reajuste significativo en el Medio Oriente. Las potencias europeas, al desmembrar ese otrora vasto imperio, dejaron tras de sí un vacío que alteró profundamente la identidad árabe. Este interregno fue testigo de cómo el arabismo cultural dio paso a un nacionalismo árabe más definido, dos cuestiones que cobraron especial relevancia en Palestina. En consecuencia, la relación entre los árabes autóctonos y los inmigrantes judíos europeos se volvió una encrucijada de identidad y patriotismo, definiendo la lucha por la autodeterminación y la resistencia frente a la creciente presencia sionista.

La adaptabilidad del conflicto en Palestina, en el período posbélico de 1946 a 1947, se caracteriza por su habilidad de mutar ante el cambiante escenario internacional. Así, esta capacidad de evolución permitió a los actores implicados, bajo la creciente influencia de Estados Unidos y el ascenso del activismo sionista, junto con el incremento del terrorismo judío y la presión árabe por derechos y promesas históricas, presionar a Gran Bretaña para ceder la problemática palestina a las Naciones Unidas. Ante este panorama, explica Villa (2018) que “las potencias vencedoras deciden acelerar la fundación del Estado judío en Palestina” (p.71).

El escenario posterior a la Segunda Guerra Mundial fue definitorio para la geopolítica de Oriente Medio con el nacimiento del Estado de Israel en 1948. Este acontecimiento fue una consecuencia directa de la resolución de la ONU sobre la partición de Palestina, adoptada en 1947, que proponía la creación de dos Estados independientes: uno árabe y otro judío. Expone Bosemberg (2009) que “la partición hecha en 1947 por la ONU otorgó a los judíos el 56% del territorio del Mandato y a los palestinos el 42 %” (p.145).

La ocupación israelí en 1967 incluyó el control total de Cisjordania, Jerusalén Este, Gaza y los Altos del Golán. Esto, sin lugar a duda, representó un punto de cambio irrefutable y ampliamente significativo para todo el conjunto de la izquierda árabe. Esta situación forzó una reevaluación estratégica dolorosa, pero considerada necesaria: el distanciamiento de la Unión Soviética, debido a su aceptación del plan de partición de Palestina y el reconocimiento del Estado de Israel. La decisión de Stalin de apoyar la partición, con la intención de debilitar la influencia británica en la región, tuvo como consecuencia una redefinición de los partidos comunistas en torno a la cuestión palestina, lo que llevó a una mayor afinidad con el Movimiento de Nacionalistas Árabes.

Expone Checa:

La culminación del proyecto sionista en 1948 con la creación del Estado de Israel y su posterior expansión hacia los territorios de Cisjordania y la franja de Gaza en 1967, se convirtieron en los objetivos centrales de la lucha del movimiento nacional palestino (2016, p.5).

Esta postura soviética, de la mano con su oposición a un proyecto de república árabe unida, debilitó el proyecto del comunismo en la órbita del mundo árabe, alejándolo de la aspiración de muchos árabes de un discurso unificador que trascendiera necesariamente las fronteras y estructuras de poder, impuestas por el colonialismo. Castellón (2023)

Bajo este entendimiento, la perspectiva israelí frente a Palestina, profundamente moldeada por el contexto global pos-11 de septiembre, ha adoptado medidas de seguridad y políticas que reflejan una era de enfrentamiento antiterrorista. Sin embargo, el enfoque de Oslo, al promover una visión de posconflicto, ha desviado la atención de las raíces coloniales y de ocupación que caracterizan la disputa, obviando así aspectos críticos que siguen alimentando la tensión y el estancamiento del proceso de paz, como destaca López (2018).

La adopción del paradigma de Oslo y la postura de Israel tras el 11 de septiembre reflejan una narrativa que coloca los reflectores sobre la idea de que el conflicto debe entenderse desde una perspectiva de seguridad que, consecuentemente, eclipsa sus raíces históricas y contextuales. Este enfoque puede limitar la comprensión plena de la complejidad inherente al conflicto palestino-israelí y, por ende, las posibilidades de alcanzar una paz duradera. Para Hilal “La cuestión de Palestina es una cuestión colonial, la última cuestión colonial que sigue sin resolverse en el siglo XXI”. Las soluciones efectivas deben reconocer e integrar todos los factores subyacentes, incluyendo aquellos de naturaleza colonial y de ocupación.

El endurecimiento del unilateralismo en la política internacional, particularmente en la lucha contra el terrorismo, ha proporcionado al gobierno israelí una plataforma desde la cual ha justificado sus acciones en Gaza y Cisjordania, incluido el mantenimiento y expansión de asentamientos judíos, así como el control sobre Jerusalén Este, al enmarcarlas dentro de la narrativa de la lucha antiterrorista global. Musalen (2010)

La intrincada naturaleza del conflicto palestino-israelí se manifiesta en la acumulación de tensiones y desafíos que cada periodo histórico ha incorporado, añadiendo capas de complejidad a la ya difícil lucha por la tierra y la identidad. Este mosaico de acontecimientos ha convertido a la región en un tablero de ajedrez geopolítico en el que se entrelazan y colisionan las aspiraciones de los pueblos, los movimientos ideológicos y la política internacional. Como apunta Domínguez (2019), "La teoría del colonialismo de asentamientos nos permite situar, tanto desde el punto de vista material como cultural, la realidad del colonialismo israelí". (p.98)

Los ritmos de la era contemporánea están rotundamente marcados por el impacto del terrorismo global y las distintas respuestas a los atentados perpetrados el 11 de septiembre de 2021, desde esta lógica, Israel ha redefinido su postura en el conflicto acudiendo de manera frecuente a un discurso plagado de justificaciones de sus políticas de seguridad dentro de un marco más amplio de lucha antiterrorista.

Este posicionamiento discursivo, ha influenciado profundamente la política regional, incidiendo en la geopolítica del Medio Oriente y afectando el tejido sociopolítico de la población palestina, en la medida que los Derechos humanos y el DIH, no son el eje de la política se seguridad propuesta por el Estado Israelí. La confluencia de estos factores ilustra la perpetua reinvención del conflicto, un desafío persistente que demanda una comprensión cuidadosa y una aproximación reflexiva hacia la paz y la coexistencia.

Dadas sus características, el conflicto palestino-israelí demuestra la capacidad de adaptación histórica, donde los eventos mundiales significativos, como las guerras y los cambios geopolíticos, han redefinido continuamente las luchas armadas, exacerbando así, la complejidad y la duración de este espinoso enfrentamiento.

La ocupación israelí de 1967 marcó un punto de inflexión estratégico y un reajuste ideológico dentro de la izquierda árabe, que reconfiguró alianzas y perspectivas políticas, lo cual también resalta cómo los contextos geopolíticos más amplios, como la Guerra Fría, han influenciado el curso del conflicto.

La narrativa pos-11 de septiembre, que enmarca el conflicto dentro de la lucha global contra el terrorismo, ha tenido implicaciones significativas en las políticas israelíes, justificando acciones en territorios ocupados y afectando la dinámica del conflicto, así como su percepción a nivel internacional.


Referencias

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Gómez Rojas, Daniela. 2023. Conflictos Olvidados En Medio Oriente: La Falta De empatía De La Comunidad Internacional a La Luz Del Derecho Internacional Humanitario. Revista Relaciones Internacionales 5 (1):43-67. https://revistas.ues.edu.sv/index.php/reinter/article/view/2519

Hilal, J. (Ed.). (2007). Where now for Palestine? The demise of the two-state solution.

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López Arias, L. (2018). Repensando Palestina. Una crítica a la paz liberal de Oslo desde un marco analítico del colonialismo // Rethinking Palestine. A critique of the liberal Oslo peace process from an analytical framework of colonialism. Revista De Estudios Internacionales Mediterráneos, (24). https://doi.org/10.15366/reim2018.24.009

Musalem Rahal, D. (2010). El conflicto palestino-israelí en el marco del unilateralismo estadounidense. Revista De Relaciones Internacionales De La UNAM, (95). https://revistas.unam.mx/index.php/rri/article/view/18367

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Alejandro Blanco Zúñiga
Doctor en ciencia política, magíster en educación, historiador
alejov84@hotmail.com

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