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25 de agosto de 2017

Avanzando hacia la nueva geopolítica: la ecopolítica petrolera

El término geopolítica petrolera surge como una adaptación al significado otorgado inicialmente por el geógrafo sueco Rudolf Kjellen (1900), que entiende a la geopolítica como el arte fundamental de comprender al Estado y sus movimientos alrededor de la evolución geográfica. Como lo comenta el profesor Óscar Vanegas (2011): «El término fue usado para designar la influencia determinante del medio ambiente (elementos tales como las características geográficas, las fuerzas sociales y culturales y los recursos económicos en la política de una nación» (p. 2).

De esta manera, con el surgimiento y auge de la industria petrolera alrededor del mundo en la década de 1900, los analistas políticos comprenden la necesidad de crear una metodología que explique claramente la importancia geopolítica de los hidrocarburos en el devenir de las relaciones internacionales, comprendidas no solo entre países sino también entre conglomerados empresariales, que en ese momento iniciaban sus grandes campañas de dominio sobre las regiones ricas en reservas de crudo y gas. Así surge, entonces, como respuesta el término de geopolítica petrolera. (Vargas & Valdés-Ugalde, 2006, p. 101).

El gran auge comercial de los productos derivados de la refinación del petróleo y gas natural les hizo comprender a los grandes conglomerados económicos, apoyados por los Estados, la necesidad de hacerse con los más importantes territorios petroleros alrededor de todo el mundo. Como resultado, se acuñó el término “espacio vital” (Pérez Morales, 2001, p. 25), entendido como la necesidad y obligación que tienen los Estados de ampliar su territorio hasta el punto que lo consideren necesario, con el fin de garantizar la satisfacción de las necesidades de su población. Este término encajó a la perfección en las intenciones de algunos actores que hallaron la forma de justificar su presencia en nuevos territorios.

Es importante analizar algunos hechos históricos bajo esta óptica para poder entender el porqué de su desarrollo, por ejemplo: el auge colonialista antes, durante y después de la Gran Guerra, las causas y el desarrollo de los acontecimientos durante la Segunda Guerra Mundial y los conflictos militares surgidos durante el periodo de la Guerra Fría hasta el día de hoy. (Lozano, 2011, p. 168)

Todas estas campañas militares motivadas por la búsqueda y posterior control de nuevos territorios ricos en recursos hidrocarburíferos lograron su objetivo principal y posicionaron, de manera geoestratégica, a las grandes potencias, hasta el punto de que se llenaron plenamente los espacios y dejaron sin margen de maniobra a aquellos nuevos actores interesados en penetrar en el mercado. Y es en este punto donde se reevalúa el papel de la geopolítica petrolera, ya que se empiezan a dejar de lado aspectos que fueron tan relevantes en su momento, como el control sobre los puntos geoestratégicos: el dominio sobre los estrechos (Malaca, Ormuz, Suez…) y pasos de comercio y transporte de hidrocarburos o las amenazas militares sobre estos territorios, para fijarse con detalle en las condiciones económicas del mercado; abriéndole las puertas a una nueva materia conocida como economía política del petróleo o ecopolítica el petróleo.

Reseña histórica: el petróleo como eje fundamental

Desde sus inicios en lo comercial, el petróleo ha sido el elemento fundamental para el crecimiento y desarrollo industrial de los países potencia. Un ejemplo claro de ello son los Estados Unidos que, con el fin de garantizar el consumo interno y los rendimientos económicos de sus compañías petroleras, a principios del siglo xx buscaron afianzar su presencia en zonas de gran producción petrolera en el mundo, es decir, posicionarse geoestratégicamente alrededor de las mayores zonas de reservas de hidrocarburos (García & Ronquillo, 2005, p. 276). Antes de la Primera Guerra Mundial, los Estados Unidos por medio de sus múltiples compañías petroleras ya habían dominado gran parte de estos territorios, tenían presencia en Asia, Medio Oriente, el Pacífico y en Suramérica. Su estrategia de inmersión tomó fuerza luego del fin de la Gran Guerra y su alianza con los vencedores, que le permitió conformar grandes consorcios para afianzar los dominios sobre el antiguo imperio otomano con ayuda de los ingleses y participar activamente en la recuperación de la industria petrolera en Irán.

Para las otras grandes potencias del momento, como Francia e Inglaterra, poseer el control sobre el petróleo y el gas fue tan importante como en su época lo fue la estrategia para el dominio y uso del carbón. La Gran Guerra marcó el camino hacia el posicionamiento estratégico sobre los territorios ganados a los imperios caídos y sería en la conferencia de San Remo en 1920 donde cada Estado (Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña) tomaría lo que según ellos les correspondía (Gil & Corral, p. 66). Estos grandes Estados, en cabeza de sus líderes, concluyeron que el dominio del petróleo sería fundamental tanto para el continuo crecimiento industrial como para la resolución de futuros conflictos.

El tiempo transcurrido entre la Gran Guerra y la ulterior Segunda Guerra Mundial sirvió para el posicionamiento industrial del motor de combustión interna, el auge del automóvil en los Estados Unidos y la aplicación de esta tecnología a la creciente industria naval dominada por Gran Bretaña. Sin embargo, no todos podían disfrutar de los beneficios del petróleo y el gas; Alemania, impulsada por el nacimiento del nacionalismo convertido después en nazismo, adoptaría el término espacio vital como bandera de lucha en busca de nuevos territorios petroleros en África inicialmente y luego durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, rompiendo el pacto germano-soviético sobre el Cáucaso y sus grandes campos petroleros.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial los espacios geoestratégicos se llenaron por completo en manos de los vencedores, las diversas estrategias que se emplearon para desarrollar este plan giraron en torno a la creación de un enclave americano en Medio Oriente justificado bajo la creación de Israel y protegido por gran cantidad de bases militares apostadas en todo el territorio. Con los años posteriores apareció la llamada Guerra Fría, basada en la lucha de poder regional en Medio Oriente por parte de las potencias: Estados Unidos y la Unión Soviética. Ambos, camuflados bajo la disputa ideológica del capitalismo contra el comunismo, buscaron reacomodar su presencia en grandes zonas petroleras de Asia.

Al mismo tiempo, los grandes países productores de crudo buscaban una salida a la represión impuesta durante muchos años por parte de las grandes compañías petroleras, conocidas como las Siete Hermanas (Sampson, 1994); la respuesta se materializó mediante la creación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Esta institución garantizó el retorno del control de las fuentes de crudo y gas a manos de los Estados de Medio Oriente y Venezuela, mermando de manera definitiva el poder de las multinacionales y sometiéndolas a nuevas condiciones comerciales.

Actualmente el conflicto interno sirio (que cuenta con la participación de los Estados Unidos en apoyo a las fuerzas rebeldes y Rusia de parte del Gobierno) es uno de los pocos hechos relevantes que influyen de manera directa en los devenires de la geopolítica petrolera; si a estas circunstancias se les suma la firma de acuerdos de desarme nuclear con Irán y la aparente calma en la región, no se esperan grandes cambios en materia petrolera por lo menos en diez años.

La crisis actual del precio del petróleo

Con la decadencia y casi desaparición de términos de estudio como espacio vital o geoestrategia petrolera, el análisis se enfoca en los aspectos económicos que afectan la industria y el mercado de los hidrocarburos, entendido hasta este punto como la “ecopolítica de petróleo” (Vanegas, 2011). El estudio de estos aspectos económicos se ha centrado en los últimos dos años en analizar la caída precipitada de los precios del petróleo y en determinar cuáles fueron sus principales causas. En este punto cabe hacer la siguiente aclaración: el término crisis petrolera se ha empleado a lo largo de la historia para determinar un momento en el cual no existe la suficiente cantidad de petróleo circulante en el mundo para cubrir las necesidades de consumo de los países, lo cual provoca un aumento indiscriminado de los precios. La situación actual es contraria al término crisis petrolera, ya que el mercado se encuentra saturado de inventarios y la demanda es tan insuficiente que ha provocado la caída en los precios del crudo, así que es correcto decir que estamos enfrentando la crisis de precios del petróleo.

Antes de analizar la caída de los precios del petróleo, es importante preguntarse si era normal que entre los años 2011 y 2014 los precios se encontraran por encima de los US$100. En su momento no existió tanto revuelo como ahora que los precios disminuyeron de manera alarmante, a pesar de que en aquella temporada todos los productos derivados de la actividad petroquímica debieron aumentar su precio, que afectó el bolsillo del consumidor final, desde la compra de un cosmético o un jabón hasta el precio de la gasolina se vieron perturbados. Para estos años, las exorbitantes ganancias obtenidas de la venta de un barril de petróleo favorecían a los productores enormemente y creaban un déficit para los grandes consumidores, que debían por necesidad acogerse a esta nueva ley de precios.

Gráfico 1. Evolución de los precios del petróleo

Fuente: Energy information administration and bureau of labor statistics

Para que los precios se precipitaran era necesario que estuvieran muy por encima de los niveles pronosticados para aquellos años, entonces ¿cuáles fueron las causas que motivaron este acenso?:

  1. El primer motivo fue el crecimiento acelerado, anual y constante de la economía China, que consumía alrededor de 28 BPD (millones de barriles diarios) (British Petroleum, 2004). Este aumento del consumo obligó a los países productores a bombear crudo en grandes cantidades hacia el gigante asiático, lo que afectó de manera drástica los inventarios destinados a Europa y los Estados Unidos y encareció todos los servicios relacionados con la generación de energía y petroquímica.
  1. El segundo aspecto fue la existencia de una producción controlada por parte de las grandes compañías del mundo y los países productores, ya que entendieron en su momento que no era conveniente inundar el mercado con grandes cantidades de petróleo y gas, evitando así que se generara un inminente proceso de declive en los precios. La fijación de cuotas de producción por parte de la OPEP ha sido el arma cardinal de esta organización a lo largo de su historia, y en esta ocasión desempeñó un rol fundamental, ya que intervino no solo como ente regulador en el interior de la Organización, sino que además restringió la participación en el mercado de otros actores.
  1. En su momento, la extracción de petróleo jalonada por la demanda obligó a los grandes productores a emplear nuevos métodos de producción basados en la aplicación de nuevas y más costosas tecnologías. Hasta antes de este punto, los grandes productores habían basado su crecimiento en la extracción del petróleo fácil, término empleado para determinar la explotación a profundidades someras y mediante la aplicación de tecnología básica. Al finalizar este ciclo, se debió emplear mano de obra más calificada y aportar en el desarrollo de nuevas técnicas que le permitieran extraer mayores cantidades de crudo en el menor tiempo posible, encareciendo así cada una de las etapas del proceso extractivo y comercial.

La ecopolítica del petróleo invita a analizar algunos de estos fenómenos que en su momento provocaron el ascenso de los precios del petróleo, pero también es fundamental para entender cuáles fueron las causas de su acelerada precipitación:

  1. Entonces, era de esperarse, que si la economía mundial había creado cierta dependencia del crecimiento económico chino, en el momento en que esta desacelerara e iniciara un “proceso de reequilibramiento económico pasando del 10 % al 7 % de crecimiento anual” (Fanjul, 2011), la mayoría de las industrias se vieran duramente afectadas. Para el petróleo el golpe representó un “decrecimiento en el consumo de 28 millones BPD a 11 millones BPD en menos de 10 años, pasó a consumir solo lo necesario y a invertir en la generación de nuevas fuentes sustitutas como el carbón o energías renovables”. (Reuters, 2014).
  1. Los productores pretendían que estos excedentes de petróleo en el mercado fueran consumidos por países que se encontraban en pleno proceso de recuperación económica, como los Estados Unidos. Sin embargo, esta estrategia se vio empañada debido a que, con los elevados precios del petróleo que estaban pagando en su momento, la industria norteamericana decidió patrocinar la explotación petrolera en su territorio; así actuaron de manera contraria a la política expansionista puesta en marcha durante varias décadas atrás. Como resultado de este proceso se desarrolló plenamente la tecnología del fracking, consistente en fracturar las rocas que por naturaleza no son porosas mediante presión de agua y fuertes químicos; este efecto permite la extracción de crudo o hidrocarburos representados en gas acompañados de pequeñas cantidades de petróleo. La industria petrolera estadounidense estalló en producción y le permitió a este país pasar de ser el segundo importador mundial de crudo a ser uno de los principales exportadores, además de suplir sin mayores inconvenientes la demanda interna jalonada por la recuperación económica. Esta coyuntura dejó a los países productores del mundo con una sobreoferta compuesta esta vez no solo por los barriles que China dejo de comprar, sino que también le sumó los que los Estados Unidos ya no necesitaban.
  1. Durante el proceso de declive del precio del petróleo, los excesos de los inventarios eran tan evidentes que se buscó, mediante diversas maniobras políticas, frenar la entrada al mercado de los dos millones BPD que hasta ese momento no había puesto en el mercado Irán debido a las sanciones aplicadas por la comunidad internacional derivadas de su conflicto interno:

Teherán llevaba sin poder vender crudo a empresas europeas desde 2012, año en el que la Unión Europea impuso sanciones al país por su programa nuclear. Esto privó a Irán de un mercado que representa más de un tercio de sus exportaciones y dejó al país depender completamente de los compradores asiáticos (Jorrín, 2015).

  1. Por último, la entrada de estos barriles en la oferta mundial de crudo provocaron el desbordamiento de la canasta a tal punto que se considera como la estocada final que aceleró la caída del precio a niveles por debajo de los US$
  1. Por lo general, los grandes productores de hidrocarburos confían en que los largos y fríos inviernos aumenten sus utilidades y agoten los excedentes de los inventarios; sin embargo, el aumento de las temperaturas alrededor del mundo condujeron a que los consumos energéticos proyectados para los inviernos asiáticos y europeos decayeran más de lo esperado, dejando así a los productores con grandes cantidades de petróleo y gas almacenados en las plantas de tratamiento y tanques de conservación. De esta manera se incrementó la sobreoferta que aqueja el mercado.

La economía del petróleo ha mostrado sus dos caras, un precio del petróleo por encima de los US$100 y unos cuantos años después por debajo de los US$30, el mercado pasó de un ferviente optimismo a enfrentarse con una realidad que solo unos pocos parecieron prever en su momento. Mientras que países no petroleros pero con pequeñas reservas en su subsuelo se dedicaron a aumentar los costos y gastos en paralelo al crecimiento de los precios del barril, los realmente grandes productores de petróleo (como Arabia Saudita, Kuwait, Irak, entre otros) siempre jugaron a ser conservadores y a mantener los costos controlados al mismo nivel de los años 2000, cuando el precio se mantenía entre US$30 y 40 el barril, permitiéndole obtener una ganancia a todo barril producido por debajo de US$20.

¿Están en realidad los precios del petróleo por debajo de lo que deberían?

El precio regular en el cual debería moverse el barril de petróleo debería encontrarse entre los US$40 y 50, teniendo en cuenta los costos empleados y las nuevas reducciones de gastos realizados por las grandes industrias. Por encima de estos valores se podría precisar que se están obteniendo ganancias desproporcionadas para una parte de la ecuación y demasiados costos para el resto, traducida esta en productores frente a consumidores. Esta llamada crisis de precios lleva a la industria a reorganizarse de nuevo, basándose en la restructuración económica y organizacional en el interior de los países que no supieron en su momento aprovechar la bonanza petrolera.

Si bien existen excedentes de inventarios en el mercado y algunos países sufren las fuertes consecuencias de la caída del valor del petróleo, es necesario comprender que los precios de los hidrocarburos están encontrando la estabilidad requerida para poder adelantar estos procesos de reorganización. El mercado no espera por los próximos años tener que afrontar nuevos retos en materia de conflictos territoriales que afecten el precio, los espacios estratégicos se encuentran ocupados y los grandes Estados están en constante búsqueda de definir acuerdos de estabilidad que le permitan a la economía mundial retomar el camino del crecimiento. Siendo así, el mundo debe darle la bienvenida y acostumbrarse a un barril de petróleo por debajo de los US$60 por los próximos años.


Referencias

British Petroleum (2004). Informe anual de Producción.

Fanjul, E. (2011). Hacia un Nuevo modelo económico chino. Economía Exterior (56). Recuperado de http://www.politicaexterior.com/articulos/economia-exterior/hacia-un-nuevo-modelo-de-crecimiento-chino/.

García, R. & Ronquillo, G. (2005). Estados Unidos, petróleo y geopolítica. Las estrategias petroleras como instrumento de reconfiguración geopolítica. México: Instituto de Petróleo Mexicano – Plaza y Valdés S. A.

Gil, E. & Corral, G. (2001). Del desencuentro a la comprensión. Israel – Jerusalén – Iglesia Católica. Madrid: Editorial Pontificia Comillas.

Kjellen R. (1900). Introducción a la geografía sueca.

Jorrín, J. (14 de julio de 2015). Irán entra en la “guerra del petróleo”. El Economista. Recuperado de http://www.eleconomista.es/mercados-cotizaciones/noticias/6868649/07/15/Iran-entra-en-la-guerra-del-petroleo-y-lleva-al-precio-del-petroleo-a-minimos-de-tres-meses.html.

Lozano A. (2001). Breve historia de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Madrid: Nowtilus.

Pérez Morales, C. (2001). La jeografía: Eugenio María de Hostos: maestro de geografía. República Dominicana: Editorial Isla Negra.

Reuters (2014). China Frena su consumo de Energía. Manufactura. Recuperado de: http://www.manufactura.mx/energia/2014/04/16/china-frena-su-consumo-de-energia.

Sampson, A. (1994). Las siete Hermanas: las grandes compañías petroleras y el mundo que han creado. Barcelona: Editorial Planeta DeAgostini.

Vargas, R. & Valdés Ugalde, J. L. (2006). Recursos Estratégicos. Los hidrocarburos y el agua. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Centro de Investigaciones sobre América del Norte.

Vanegas O. (2011). La Nueva Política Petrolera.

Vanegas, O. (2011). Política minero-energética 2011.

 


Alexis David Meza Gualdrón
Especialista en Gerencia de Hidrocarburos, MBA
meza84@gmail.com

Zero Impresa Edición 34
ISSN electrónico: 2344-8431
ISSN impreso: 0123-8779

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