Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales



Mujeres legisladoras (2014-2018)

Mujeres legisladoras (2014-2018): enfrentando los argumentos que impiden la efectiva participación política femenina en Colombia[1] Desde las últimas elecciones, celebradas en marzo de 2014, se ha discutido sobre el futuro político del país ante una eventual firma de la paz; la capacidad del reelegido presidente Santos para llevar a cabo […]

Mujeres legisladoras (2014-2018): enfrentando los argumentos que impiden la efectiva participación política femenina en Colombia[1]

Desde las últimas elecciones, celebradas en marzo de 2014, se ha discutido sobre el futuro político del país ante una eventual firma de la paz; la capacidad del reelegido presidente Santos para llevar a cabo su agenda de gobierno ante un Congreso dividido; el peso político que tendrá el Centro Democrático, partido liderado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez; el papel que desempeñarán otros partidos en el trámite legislativo de reformas tan importantes para el país como el actual proyecto de reforma al equilibrio de poderes, entre otros temas.

Sin embargo, poco se ha hablado sobre las mujeres recién elegidas en el Congreso de la República, y sobre todo del perfil que tienen. Lo anterior reviste gran importancia, ya que estas elecciones fueron los «primeros comicios legislativos con ley de cuotas de género [Ley 1475 de 2011], vigente para la inclusión de al menos un 30 % de ambos géneros en todas las listas de candidatos» (Batlle & Barrios, 2014, p. 152)[2]. En tal sentido, ante la novedad de la medida, algunos integrantes de los partidos continúan sosteniendo, después de tres años de aprobada la cuota, que deben incluir mujeres de «relleno» para cumplir la ley, pues, según ellos, a las mujeres no les interesa participar en política; además, aducen que su inclusión en las listas es perjudicial para el partido, puesto que las mujeres no atraen un gran caudal de votación (Batlle, 2014).

En consecuencia, es necesario hacer un análisis del perfil de las congresistas elegidas en 2014 enfocándose en el Senado, «por tratarse de la Cámara más apetecida por los políticos por su relevancia en el trámite legislativo y cuyos integrantes tienen comunicación más directa con el gobierno nacional» (Batlle, 2014, p. 2). Esto con el fin de contrarrestar dichas afirmaciones con la trayectoria política de las elegidas y así determinar si efectivamente estas mujeres no han tenido interés en política y carecen de grandes votaciones, o por el contrario es sólo una excusa para legitimar el dominio del sexo masculino en tal actividad.

Trayectoria política de las senadoras elegidas (2014-2018)

En los pasados comicios resultaron elegidas 23 senadoras y 29 representantes a la cámara. De manera especial, la participación política femenina en el Senado aumentó un 26,1 %, pues de las 102 curules disponibles, 17 fueron para mujeres en 2010, lo cual supone que aun cuando aumentó considerablemente la representación de las mujeres, ésta sigue manteniendo bajos niveles.

Dicho fenómeno se podría deber al poco interés de las mujeres por participar en política, pero si se analizan los perfiles de las recién nombradas senadoras, se puede observar que un porcentaje considerable de ellas ha intervenido previamente en espacios de decisión local, construyendo así una trayectoria a lo largo de los años que demostraría su gusto por la política.

De estas 23 senadoras, cinco han ocupado un cargo de elección popular en el ámbito local: Daira de Jesús Galvis Méndez fue concejala de Cartagena; Myriam Alicia Paredes Aguirre fue gobernadora de Nariño, concejala de los municipios de Guachucal y Pasto y diputada de la Asamblea Departamental de Nariño; Olga Lucía Suárez Mira fue concejala de Bello y alcaldesa de este municipio; Nidia Marcela Osorio fue concejala del municipio de Itagüí de 2004 a 2009, y Doris Clemencia Vega fue diputada en Santander entre 2003 y 2010.

Así, se puede observar que un 22 % de las mujeres elegidas han ocupado un puesto de elección popular en el ámbito local, participación política municipal y departamental que no ha sido una variable excepcional de estas elecciones; por el contrario, en los comicios de 2010 se pudo observar que una parte de tales mujeres también se habían desempeñado en uno de estos cargos.

Así, Amparo Arbeláez Escalante había sido concejala de Armenia, diputada y gobernadora de Quindío; Piedad Córdoba fue concejala de Medellín; Gilma Jiménez fue concejala de Bogotá; Liliana María Rendón Roldán fue concejala de Medellín; Dilian Francisca Toro fue concejala y alcaldesa de Guacarí, y las ya nombradas Myriam Alicia Paredes Aguirre, Daira de Jesús Galvis Méndez y Olga Lucía Suárez Mira, reelegidas para el periodo 2014-2018. Es decir, que de las 17 senadoras elegidas en el año 2010, siete habían ocupado un cargo local, lo que representa un 47 % de la totalidad de mujeres en el Senado.

Además, esto también se puede ver respaldado por el incremento paulatino que ha tenido la participación política de las mujeres en general en dichos espacios de decisión local. Como se puede observar a continuación (gráfico 1), aunque siga siendo baja la representación femenina en los cargos de elección, municipales y departamentales, las mujeres vienen ocupando cada vez más tales espacios.

Mujeres 1

En este orden de ideas, gran parte de las mujeres que han llegado al Senado han demostrado su interés histórico en la política mediante la participación previa en estos cargos locales y departamentales, lo cual ha sido posible con el proceso de descentralización que se ha llevado en Colombia desde 1991, que buscó promover el pluralismo y permitir que sectores tradicionalmente excluidos pudiesen acceder a la política (Maldonado, 2012).

Así, se podría afirmar que con este proceso ha aumentado el acceso de las mujeres a cargos de elección popular, puesto que se han podido dar a conocer y mantener un caudal electoral que les ha permitido llegar al Senado. Esto se ve apoyado por autores como Pening (2003) y Maldonado (2012), quienes afirman que, con la descentralización, la elección local ha permitido el surgimiento de figuras políticas que han podido pasar de la política local a la política nacional, debido a que tienen que demostrar una gran capacidad de gestión y control en cada una de sus jurisdicciones.

Esto significa, ni más ni menos, que sin la oportunidad que se les abrió a las mujeres con el proceso de descentralización difícilmente ocuparían un cargo en el Senado, debido a los obstáculos que enfrentarían en darse a conocer como alternativa política a los hombres que tradicionalmente han dirigido el ámbito político del país. De esta manera, el primer argumento esgrimido por los integrantes de algunos partidos es falaz, pues muchas mujeres han tenido interés en política y han aprovechado esos espacios que se les han abierto con el tiempo para integrarse a dicha actividad.

Votación de las mujeres elegidas en 2014

Ahora bien, otro de los argumentos de los partidos ha sido que insertar mujeres en las listas al Congreso ha resultado contraproducente, debido al escaso caudal de votación que atraen, lo cual perjudica claramente al partido al impedirle obtener más curules. A continuación se expondrá la votación de las mujeres al Senado para contrarrestarla con esta afirmación[3].

En 2014, las mujeres lograron una votación de aproximadamente el 20 % en relación con los senadores hombres elegidos. A renglón seguido se muestran los porcentajes de votos de mujeres respecto a sus partidos y el puesto que ocuparon en votación para observar el número de votos que otorga el sexo femenino a sus partidos y si ellas representan las últimas votaciones (o no) de los candidatos elegidos[4].

Mujeres 2

Lo que se puede observar en el gráfico anterior es que si bien los hombres siguen aportando un gran número de votos a su partido, las mujeres también le otorgan un porcentaje de votos que oscila entre el 8 y el 36 %, lo cual a su vez es proporcional con las mujeres elegidas. Es decir, aunque en el Partido de la U las mujeres sólo contribuyen con el 8,14 % de votos, es necesario considerar que de los 21 senadores elegidos apenas dos son mujeres. En el caso contrario, en el Partido Conservador, que fue el que eligió a más mujeres (seis), éstas aportan cerca del 32,45 %.

Por otra parte, se puede ver que la mayoría de las mujeres (43,75 %) obtuvieron los primeros cinco puestos de votación de los diferentes partidos que eligieron mujeres (el Partido de la U, el Partido Conservador, el Partido Liberal, Cambio Radical, la Alianza Verde y Opción Ciudadana), entre ellas Claudia López, que logró la mayor votación de su partido, y sólo un 25 % ocupó los últimos lugares de votación dentro de los elegidos por partido.

Mujeres 3

En otras palabras, en estos gráficos se pone en evidencia que si a las mujeres se les diera la oportunidad de participar equitativamente sería posible que ellas aportaran una gran proporción de votos al partido, permitiéndole así conseguir más curules. Además, lo fundamental de lo observado es que no es del todo cierto que las mujeres no tengan un caudal político que favorezca al partido; por el contrario, como se pudo entrever, la mayoría de las mujeres ocupan los primeros puestos de votación en sus partidos entre los candidatos elegidos. Así, este argumento tampoco sería verídico.

Mujeres en la política: derrotando los argumentos patriarcales

En conclusión, como aseguró Tula (2014), la cultura política es el obstáculo más difícil de vencer en la sociedad colombiana, ya que los hombres tienen mucho más tiempo ejerciendo la política. Por esto, la política patriarcal ha llevado a que los partidos intenten limitar el uso de cuotas, en el sentido de que, como son más los hombres que integran estas instituciones, los más afectados son ellos porque si entra una mujer obligatoriamente sale un hombre.

Esto se ve comprobado con la situación que los mismos partidos continúan reproduciendo al sostener una y otra vez que las mujeres no quieren participar en política y que ellas son un obstáculo para el partido en la obtención de votos, ya que, como se observó a lo largo del documento, la realidad es que una parte de las mujeres elegidas en los últimos comicios de 2014 han ocupado cargos de elección popular a escala local y departamental, demostrando así su interés histórico por la política. Adicionalmente, la mayoría de estas mujeres han ocupado los primeros puestos de votación frente a sus pares hombres elegidos, y algunas también han logrado darles un número de votos considerable a sus respectivos partidos.

Por dichas razones, cabe decir que es necesario abrir más espacios de participación política equitativa para las mujeres, pues al igual que la descentralización y la ley de cuotas, estas medidas pueden contribuir a una mayor representación femenina en los cargos de elección popular, tanto en el ámbito local como nacional. De este modo, más mujeres podrán ganar las elecciones, derrotando así los mitos que invaden nuestra sociedad patriarcal y transformando esa cultura política de la que hablaba Tula (2014), la cual ha guiado las sendas del país durante toda su historia política.


 

Referencias

OAG (2011). La participación política de las mujeres en Colombia: avances, retos y análisis sobre la presencia y acceso de las mujeres a los espacios de decisión en el país. Bogotá: Alta Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer.

Batlle, M. (2014). Mujeres legisladoras: carreras de las senadoras en el Congreso de la República de Colombia (2010-2014).

Batlle, M. & Barrios, L. (2014). La participación de las mujeres en la competencia electoral legislativa en Colombia. Bogotá: MOE.

Maldonado, A. (2012). Los límites de la descentralización territorial: el caso de Colombia. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.

Pening, J. (2003). Evaluación del proceso de descentralización en Colombia. Revista de Economía y Desarrollo, 2 (1), 123-149.

Tula, M. I. (ponente) (2014). Poder, representación y equidad: retos para la participación política de las mujeres en Colombia [conferencia]. Bogotá: Universidad Externado de Colombia.


 

[1] Este artículo se enmarca en el proyecto «Participación política de las mujeres en Colombia: ¿en qué contextos y a partir de qué perfiles y trayectorias logran las mujeres el éxito electoral?», registrado ante Colciencias y dirigido por la profesora Margarita Batlle.

[2] Aunque en las elecciones locales y departamentales de 2011 fue la primera vez que se aplicó esta medida, los partidos alegaron tener muy poco tiempo para cumplirla, por lo que los comicios de 2014 fueron efectivamente los primeros en los que se implementó esta norma.

[3] En el siguiente análisis no se tiene en cuenta el Centro Democrático, a pesar de que siete mujeres de ese partido salieron elegidas, puesto que su lista fue cerrada.

[4] Los datos aquí mostrados se basan en el preconteo hecho por la Registraduría Nacional del Estado Civil.


Laura Camila Barrios Sabogal
Décimo semestre
Facultad de Finanzas, Gobierno
y Relaciones Internacionales
laura.barrios@est.uexternado.edu.co

Zero Impresa Edición 33
Segundo semestre de 2014
ISSN electrónico: 2344-8431
ISSN impreso: 2344-8431