Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

Separatas Zero
20 de abril de 2020

Hermandad a 12.000 kilómetros de distancia

La cuarentena por coronavirus ha sido un periodo difícil para muchos. Un momento en nuestras vidas que nos exige adaptabilidad, resiliencia, autoconocimiento y reflexión. Algunos hemos compartido más tiempo con nuestras familias como nunca antes, con periodos de tensión, pero también de agradecimiento.

Esta situación puede agravarse cuando, en Colombia, es casi normal que tengamos algún familiar en el exterior, primos, tíos, hijos, etc. Hay momentos en que la mente vuela y comienza a pensar lo inimaginable, más aún cuando las fronteras aéreas están completamente cerradas. Es por ello que mantener el contacto por medios virtuales es una necesidad en el mundo contemporáneo.

En esta ocasión, quiero compartir con ustedes una conversación que sostuve con mi hermana; Angie Trejos Mateus, profesional en finanzas y relaciones internacionales y especialista en negocios internacionales y comercio exterior de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia. Ella nos relata su vivencia durante el aislamiento por el COVID-19 desde Auckland, la ciudad más poblada de Nueva Zelanda, donde trabaja como gerente administrativo de una empresa de hospitality. Este país ha sonado mucho por su estrategia de “eliminar la curva, no aplanarla”.

Este relato in situ, además de conectarme con ella, da pistas de lo que sucede allí, más allá del titular de los medios de comunicación

Francisco Trejos (FT): ¿Cuánto tiempo llevas aislada?

Angie Trejos (AT): Tres semanas.

FT: ¿Cómo comenzó el aislamiento?

AT: Empezaron a reportarse casos diarios de coronavirus, como uno o dos casos al día, en lo cual el gobierno empezó a prohibir eventos masivos de más de 500 personas, después prohibió los de más de 100 personas, Cuando llegó a un número de 20 personas infectadas, en diferentes partes de Nueva Zelanda, el gobierno publicó un plan de cuatro niveles en el que el nivel 1 es donde se tiene control total del virus; nivel 2, el virus se está esparciendo; nivel 3, el virus salió de control; y, el nivel 4, es cuando el virus se está esparciendo sin ningún control en absoluto. Para cada uno de los niveles se establecieron sus medidas, a modo de “estados”.

Por esa época también establecieron que cualquier persona que entrara al país, sea nacional o sea extranjera, debía aislarse por dos semanas. Cuando llegamos a los 20 casos, ya había bastantes personas incumpliendo el aislamiento obligatorio. La Primer Ministra informó que el país pasaba a un estado 2, en el que había que manejar un distanciamiento, no se podía tener contacto físico con otras personas diferentes a las del núcleo familiar; es decir, nada de abrazos y darse la mano. Duramos casi una semana en estado 2. Y hace dos semanas, la Primer Ministra, eso fue un miércoles, declaró que el país pasaba a estado 3; duró dos días el estado 3, jueves y viernes, y el sábado empezaba el país en un estado 4, que era un aislamiento total de todas las personas.

FT: ¿Y dejaron algunos comercios abiertos, como tiendas de víveres?

AT: En una primera instancia, solo permitieron abrir supermercados, las tiendas de barrio, los hospitales y las droguerías; lo que se determinó como esencial para atender necesidades básicas.

FT: ¿Ha sido gradual el cierre de establecimientos?

AT: En parte. Todos los días la Primer Ministra da una locución a la 1 p.m. en la que señala las medidas a seguir. Entonces, en un primer momento, mucha gente solicitó que abrieran las tiendas que venden ropa o de productos que no están en los supermercados. ¿Por qué?, porque estamos cambiando de estación. Cuando se declaró la pandemia, el estado 4, estaba terminándose el verano, y ahora ya empezó a hacer mucho frío. Las personas necesitaban comprar ropa para los niños, o cosas así. Sin embargo, estas compras se hacen on-line, las personas no van a comprar la ropa, se envía por correo. Lo mismo aplica para los electrodomésticos, en caso de que algún aparato se dañe.

FT: ¿Han dicho algo sobre las medidas a seguir después de la cuarentena?

AT: Hoy precisamente la Primer Ministra anunciará si va a extender la cuarentena o no. Lo único que sabemos es que, cuando se estableció el estado 4, que fue el aislamiento total en todo el país, también se declaró un auxilio para las personas que trabajan tiempo completo en pequeñas y medianas empresas, y ese subsidio va por 12 semanas. Entonces, si la cuarentena solo dura cuatro semanas, recibiremos ochos semanas más esa ayuda. Esto no aplica para grandes empresas, infortunadamente.

Además, ayer la Primer Ministra comunicó que ella, su gabinete y los presidentes de empresas públicas, van a tener una reducción en el 20% de su salario por los próximos seis meses para ayudar a la economía.

FT: ¿Ha habido donaciones del sector privado o de la sociedad civil, iniciativas que se han visto, por ejemplo, en otros países con la confección de mascarillas o la donación de geles antibacteriales?

AT: Una empresa en la Isla del Sur que fabrica papel higiénico. Esta empezó a fabricar también tapabocas y es la única en Nueva Zelanda. Hay que tener en cuenta que acá la población no es tan grande, entonces la demanda de esos materiales es baja, en comparación con Colombia. El gobierno maneja esta empresa de tapabocas. Sobre los antibacteriales, ninguna empresa los está haciendo, todo se importa. Desde que empezó a expandirse el virus, la gente compró masivamente antibacteriales y siguen agotados. Pero eso no quiere decir que no haya; o sea, a nivel industrial, uno sí puede pedirle al gobierno gel, en caso de que tu empresa esté abierta.

Y lo único que las empresas privadas están haciendo son donaciones masivas de mercados y productos que ellos producen o tienen en sus bodegas. Los donan a casas de adultos mayores, familias maorís, habitantes de calle, personas vulnerables y a los que se han quedado sin trabajo.

FT: ¿Sigues trabajando, en qué trabajas?

AT: La empresa para la que trabajo es de hospitality y tiene el contrato de catering para el Spark Arena, parecido al Movistar Arena de Bogotá. Entonces el gobierno, junto con el sector privado, usan el espacio para ofrecer suministros y almuerzos para personas vulnerables, habitantes de calle y familias maorís.

FT: ¿Cómo ha sido el sistema de pruebas para la detección de coronavirus?

AT: En Nueva Zelanda hay alrededor de 88 puntos en donde uno puede hacerse la prueba del coronavirus totalmente gratis y es del gobierno.

FT: ¿Se hacen pruebas aleatorias en la calle como en Corea del Sur?

AT: No, es más voluntario, y tampoco hay la necesidad porque el virus se controló a tiempo. Hasta el momento no lo han hecho.

Cuando se declaró el estado 4, solamente se hacían pruebas para las personas que sentían síntomas. Al mismo tiempo, si tú has tenido contacto con una persona que haya dado positivo por el virus, tenías que llamar a una línea de atención del gobierno, reportarte como posible caso de coronavirus y quedarte en casa. Los oficiales del gobierno hacían un seguimiento telefónico por 14 días, que es más o menos el tiempo que el virus dura en encubarse. Si en esos 14 días no presentabas ningún síntoma, no tienes que testearte porque posiblemente no te contagiaste o eres asintomático y estuviste solo en tu casa. Así, si te reportabas como caso de posible contagio, no vas a infectar a nadie porque no puedes salir de la casa.

Hace una semana el gobierno anunció que las personas que tuvieran síntomas, así fueran leves, podían acercarse y hacerse la prueba. Entonces, si alguien tiene fiebre o gripa por el cambio de estación y se quiere hacer la prueba, lo puede hacer.

FT: ¿Qué hace que la gente cumpla con el confinamiento?

AT: No sé el porqué, pero la gente acá es muy disciplinada y educada. Les dijeron: “la gente se muere, miren otros países; la solución es no salir de casa”, y la gente no sale de sus casas. Con los habitantes de la calle, lo que hicieron fue armar carpas en diferentes edificios del estado, les dieron camas y espacio para que se quedaran.

Por otro lado, la gente no tiene necesidad de salir. Las personas se pueden inscribir para recibir los mercados que da el gobierno y el sector privado, el comercio hace domicilios, congelaron hipotecas. Podemos salir si queremos ir al supermercado, si tenemos que ir al hospital o a la farmacia y a hacer ejercicio, no más de 10 kilómetros a la redonda de nuestros domicilios, porque ayuda a la salud mental.

Cuando salgo a hacer ejercicio a un parque cercano a mi casa, hay más personas, pero nadie se acerca a nadie; o sea, si son dos metros de distancia, son dos metros. Los supermercados, las droguerías, las tiendas de barrio, todos los locales, pusieron cintas en el piso, cada dos metros, y así la gente sabe la distancia que debe haber entre una persona y otra. Sencillamente la población siguió las directrices del gobierno.

Han habido casos de incumplimiento de la norma. En su mayoría extranjeros y adolescentes que pensaban que el virus solo atacaba a adultos mayores. Entonces empezaron a hacer fiestas, matrimonios, reuniones. Los vecinos reportaban esas situaciones, llegaba la policía, se acababa la fiesta y multaban a la gente.

FT: ¿Hay aplicaciones movibles que den información sobre el coronavirus?

AT: No, no hay nada de eso. Todo ha sido por teléfono. El gobierno de Nueva Zelanda no tiene la necesidad de tener sobrevigilada la población porque aquí son muy disciplinados. Si salen de casa, salen con guantes, tienen la distancia preventiva entre las personas, salen con tapabocas. El gobierno vigiló solamente a las personas que llegaron a Nueva Zelanda, a los casos positivos y a los posibles casos por 14 días. Todos estaban obligados a hacer aislamiento por 14 días. Si tienes coronavirus, hasta que estés limpio. Si eres un caso de posible contagio, 14 días. Lo que hacen es llamarlo, “¿cómo sigue?, ¿dónde está?”, y si no contestan la llamada, la policía va a la residencia a revisar qué está pasando. Hubo casos de extranjeros que no acataron el aislamiento preventivo, los detuvo la policía y los deportaron, porque estaban poniendo en riesgo la salud del resto de la población.

También detectaron los nichos del virus. Hay 16; o sea, saben que en 16 lugares se está esparciendo el Covid-19. Por ejemplo, una boda de 100 personas y todas esas 100 personas las tienen aisladas y en vigilancia. Hay casas de adultos mayores, entonces los tienen vigilados. Saben que el virus está ahí y si aparecen nuevos contagios en otros lugares cercanos, es porque alguien no acató las medidas de aislamiento en ese nicho.

FT: ¿Hubo casos de xenofobia en contra de personas con rasgos orientales?

AT: Sí hubo. Nueva Zelanda es tan diverso que se respeta mucho, es un país muy libre, pero siempre va a haber una que otra persona desubicada que hace chistes, no son agresiones físicas, sino más como chistes o palabras que hacían sentir mal a los asiáticos. Por ejemplo, iba pasando un asiático y empezaban a toser, pero más que todo eran adolescentes o niñitos burlándose de la situación.

FT: ¿Cómo te has sentido?, ¿el ambiente en casa, los amigos?

AT: Al principio sí hubo un momento de tensión porque es como: “empresas se cierran, las empresas no venden nada porque no tienen ningún servicio abierto”. Estás pensando en que no vas a recibir un salario, en que tienes que pagar arriendo, servicios. Todo atado al tema: ¿y cómo vamos a hacer? Ya cuando declararon la cuarentena total, obviamente es como esa incertidumbre y esa ansiedad de saber qué va a pasar ahora.

La Primer Ministra es un ejemplo. Hace locuciones todos los días a la misma hora con cifras, hay preguntas abiertas de periodistas, en donde no es solamente lo que ella quiera hablar, sino que le buscan más información referente a las dudas de los ciudadanos. Todo el día uno está informado de qué va a pasar a nivel de la economía. A nivel laboral, con el subsidio que dio el gobierno, que son 585 dólares neozelandeses semanales, ayuda con el pago de renta y alimentación básica, entonces es una carga menos.

Igual puedo salir al parque a caminar. Por televisión pública empezaron a dar clases para ejercitar, entonces hay una rutina a las 9 a.m. para adultos y a las 3 p.m. para niños. El gobierno y el sector privado ha ayudado para que la gente no se vaya a enloquecer por estar encerrada. Yo no me siento encerrada porque salgo a mi trabajo y hago ejercicio en el parque. Entonces, traté de seguir mi rutina. Y el gobierno respalda a todas las empresas, por lo tanto, me está respaldando a mí, entonces no hay tanto estrés en ese lado.


Francisco Daniel Trejos-Mateus
Estudiante Maestría en Asuntos Internacionales
Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales.
Francisco.trejos@uexternado.edu.co

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