Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

Imagomundi
7 de octubre de 2016

El papel de los medios de comunicación en el sistema internacional

La multiplicidad de factores que logran interrelacionar los medios de comunicación con la estabilidad de las relaciones internacionales integra desde intereses económicos hasta políticos. A lo largo de las últimas décadas y tras el acelerado desarrollo de las tecnologías de la información, los medios han ido tomando un rol cada vez más relevante dentro de la sociedad e influyendo no solo en los destinatarios de las noticias, sino también en aquellos que las protagonizan. Los medios de comunicación dejaron de ser el nexo entre la realidad y los espectadores y pasaron a tener un rol primordial en el impacto y magnitud de los acontecimientos globales. Además, cumplen un papel indispensable dentro de las relaciones internacionales hasta el punto de existir un vínculo tan fuerte que ambos intervienen recíprocamente en sus agendas (Valero, 2013). Este podría ser también el caso de la ONU.

En este orden de ideas, desde el seno de las Naciones Unidas se ha planteado la necesidad de respaldar a quienes buscan impartir información concreta y real, con el objetivo de garantizar estabilidad tanto gubernamental como socioeconómica y cultural para distintos países a lo largo del globo. Es así como dentro de la Unesco[1] se debate la importancia y responsabilidad de los medios de comunicación con lo que se informa; son estos los que, a partir de su labor, permiten asegurar un buen gobierno dentro de sus países e incluso pueden ejercer un rol de vigilancia para garantizar la transparencia, eficacia y rendición de cuentas de los mismos.

Lo anterior será vital para un adecuado cumplimiento o bien para presentar avances de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en los cuales todos los Estados miembros se comprometen a mejorar la vida de los individuos en materia social, económica y ambiental. Por lo anterior, el presente análisis pretende identificar la simultaneidad existente entre las relaciones de poder en el sistema y su efectiva conectividad a través de los medios de comunicación; caso en el cual la ONU, en efecto, considera necesario tener un grado adecuado de participación, con el objetivo de brindar garantías reales a la sociedad civil global.

La comunicación como protagonista de la globalización

Un primer acercamiento a la identificación de variables comunes entre el periodismo y las relaciones internacionales es el análisis de las teorías que les preceden. Para comenzar, Braillad (1977), autor de la teoría sistémica, afirma que un sistema es un conjunto de elementos en interacción que constituyen una totalidad y que manifiestan una cierta organización. Centra el estudio en las diferentes interacciones entre agentes en cualquier tipo de sistema que cumpla con las variables anteriores, en este caso, el sistema internacional.

Al tener esto claro, el enfoque que se encargaría de dicha interacción o interdependencia entre los agentes del sistema sería el de los medios de comunicación. Es decir, que la etapa en la que las unidades interactúan para poderse consolidar como un sistema depende directamente de la relación que se desarrolle entre ellos a través de canales múltiples de conexión, lo que se conoce como teoría de las comunicaciones.

A partir de la articulación de estas dos corrientes, se verifica que la arena internacional se sostiene a partir de la información que se tenga sobre los demás miembros. En este orden de ideas y a partir de grandes sucesos, como las guerras y severas crisis económicas a lo largo del mundo, durante los años cincuenta y más específicamente en 1955, el MIT (Massachusetts Institute of Technology) desarrolló un programa de estudios en comunicación internacional. Entre los años sesenta y setenta este quedó institucionalizado en EE. UU. como un subcampo de las relaciones internacionales. La interrelación entre los dos campos se evidencia también por el hecho de que, aunque no de manera exlusiva, muchos estudiosos de la comunicación internacional han sido formados en relaciones internacionales (Mowlana, 1986).

Por otra parte, es importante resaltar también que ha sido tradición relacionar las ramas del poder, en su totalidad, con los medios de comunicación. Se les atribuye a estos últimos la responsabilidad y obligación de controlar el funcionamiento, la eficiencia y la transparencia de dichos poderes públicos, para lograr así generar garantías democráticas para la sociedad, cualquiera que fuese.

Así se entiende que, aunque las relaciones de poder se modifiquen durante los años, también lo harán los medios. El mecanismo de rendición de cuentas ha funcionado a lo largo del tiempo como una especie de control ciudadano en donde la calidad de la democracia es medida a partir de la libertad de prensa en cada país y, respectivamente, de la calidad de información que esta brinde. Por ejemplo, organizaciones internacionales como Freedom House se encargan de formular un ranking enfocado en calificar el nivel de libertad de prensa en cada país, con el objetivo de que cada uno de estos mejore sus calificaciones de manera gradual y, además, de que sirva como veedor del resto.

Sucesos como la autocensura, el secretismo estatal, la fluctuación de intereses de algunas élites minoritarias en tiempos de crisis o inestabilidad política, la intervención de actores económicos en busca de beneficios propios y la asociación entre medios y el Gobierno son también resultado de un balance de poder vertical desequilibrado, en donde la posibilidad de que se activen mecanismos de sanción institucional dentro de los países queda rezagada.

En este punto, se entiende que la comunicación, así como la información plural, siempre fue considerada como una condición para la existencia de la democracia y su correcto funcionamiento. Hoy, las nuevas tecnologías de la comunicación producirán efectos transformadores en la política (algunos la denominan política informacional) y en el proceso democrático mismo (Newmann, 1996).

Teniendo en cuenta lo anterior, cabe destacar que el desarrollo mediático a partir de nuevos instrumentos no solo de documentación, sino de difusión son la clave para integrar todo tipo de contenidos que logren, al final, contribuir con el tema de la accountability social que debe generarse entre todos los agentes con interacciones en el sistema, es decir, entre los países que conformen el sistema internacional y, de una forma u otra, hayan adquirido obligaciones frente a los demás.

La mutua dependencia entre los medios y la diplomacia para determinar la agenda

En este orden de ideas, la aparición de una sociedad civil supervisora de las decisiones tomadas por los detentores del poder en cada país genera transversalmente la existencia de una opinión pública trasnacional la cual, a partir de la globalización de los medios, lleva a cabo un escaneo mucho más profundo de las irregularidades constitucionales o de derecho internacional que pudiesen afectar a la sociedad vulnerada que se esté analizando.

El concepto de opinión pública pretende incorporar la voz de la sociedad civil en las labores del Gobierno y, para esta función, los medios de comunicación son el instrumento decisivo. A medida que fueron ganando terreno, la opinión pública lo iba ganando también para hacerse escuchar y convertirse así en el referente obligado de legitimación y control del ejercicio de poder político, por lo tanto, de todo el sistema democrático. (Monzón, 1996)

Es así como a partir de dicha propuesta globalizadora, desde el seno de las Naciones Unidas, la Unesco decide contribuir a que los países fortalezcan su capacidad de comunicación. Lo hace fomentando medios de comunicación independientes y pluralistas, con mejor acceso a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), sobre todo a través de su Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación (Unesco, 2016).

La organización considera como principal base de su programa garantizar a la sociedad civil un buen gobierno. Esto es visto en términos de protección real para quienes luchen por la misma, es decir que, a partir de la idea de que la gobernanza abarca las maneras como los ciudadanos y los grupos de la sociedad expresan sus intereses, resuelven sus diferencias y ejercen sus derechos y obligaciones legales, el buen gobierno abarca nociones como las de mayor participación de la sociedad civil en la toma de decisiones, la instauración del Estado de derecho, la lucha contra la corrupción, la transparencia, la rendición de cuentas, la reducción de la pobreza y los derechos humanos (Unesco, 2016). Por este motivo, el fin último será proteger a quienes busquen priorizar estas acciones a través del periodismo.

El papel de los medios de comunicación en la promoción del buen gobierno es claro, todos los aspectos de este se ven facilitados por la existencia de medios de comunicación sólidos e independientes en una sociedad. Para la consolidación del buen gobierno es indispensable que los periodistas tengan la libertad de supervisar, investigar y criticar las políticas y acciones de la administración pública. Los medios independientes son una señal que se debe seguir cuando no se tiene nada que esconder, pero sí mucho por mejorar. (Unesco, 2016)

Los retos que han empoderado a la organización en sus funciones parten de casos específicos en donde la violación o el simple uso inadecuado de los medios de comunicación por parte de los Gobiernos (que no deberían interferir en temas de prensa) han auspiciado la veeduría de la ONU. Por ejemplo, la relevancia del uso y la difusión cibernética de la información durante la llamada Primavera Árabe fue la causante de que dicho organismo optara por establecer misiones políticas y llamamientos a miembros líderes de la sociedad civil que estuviesen actuando en pro de la democracia a través de manifestaciones pacíficas y bajo la bandera del respeto por las libertades políticas de su pueblo.

Así mismo, la respuesta de la ONU ha variado en función de las circunstancias específicas de cada país. En Túnez, por ejemplo, la ONU se involucró de manera activa en los preparativos de las elecciones de octubre. El Departamento de Asuntos Políticos trabajó con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en el despliegue de expertos electorales en Túnez, prestando asistencia de primera mano a las autoridades responsables de las elecciones nacionales. Fue un proceso dirigido por tunecinos que funcionó muy bien y que derivó en el éxito de las elecciones parlamentarias de octubre. El entusiasmo del pueblo tunecino por poder expresar su voluntad a través de las urnas fue una inspiración para toda la región, y en particular para Egipto, donde la ONU también prestó asistencia electoral (Pascoe, 2012).

De la democracia y el manejo de la información

La capacidad de acción de los medios de comunicación sobre el sistema internacional se ve reflejada a través de bases teóricas que sustentan su mutua dependencia para lograr su fin último: la interacción y conectividad. Por ende, el lineamiento básico de los actores partícipes en dicho sistema será el de la defensa de los objetivos comunes, como lo es el mantenimiento de un buen gobierno en donde no se infrinja la ley, a través de violaciones a los derechos de la sociedad civil, tal como la censura mediática o la asociación entre ambas partes (Estados y medios), lo que trae como resultado desinformación o comunicación de hechos no verídicos.

A partir de lo anterior, se vislumbra la participación de la ONU a través de organizaciones como la Unesco o de mecanismos de apoyo como las misiones políticas o de mantenimiento de paz, en zonas donde dichos derechos se ven fuertemente vulnerados debido a la incorrecta interpretación de la relación entre los gobiernos y los medios o, peor aún, a la imposibilidad de civiles y agrupaciones de utilizar su derecho a la información y a la libre expresión.

[1] La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura fue fundada en noviembre de 1945. “La Unesco obra por crear condiciones propicias para un diálogo entre las civilizaciones, las culturas y los pueblos” (Unesco, 2009). Para mayor información sobre el trabajo que adelanta esta organización ver: http://www.unesco.org/new/es/unesco/.


Referencias

Braillard, P. (1977). Theorié des systems en relations internationales. Bruselas: Bruylant.

Monzón, C. (1996). Opinión pública, comunicación y política. Madrid: Tecnos.

Mowlana, H. (1986). Global information and world comunication: new frontiers in international relations. Nueva York: Longman.

Naciones Unidas (2012). Entrevista con B. Lynn Pascoe. El despertar árabe y la respuesta política de la ONU. Recuperado de http://www.un.org/es/peacekeeping/publications/yir/2011/lynn_pascoe.shtml.

Newmann, J. (1996). Lights, camera, war. Nueva York: St. Martin’s press.

Unesco (2009). ¿Qué es la Unesco? Recuperado de http://unesdoc.unesco.org/images/0014/001473/147330s.pdf.

Unesco (2016). Los medios de comunicación y el buen gobierno. Recuperado de http://www.unesco.org/new/es/unesco/events/prizes-and-celebrations/celebrations/international-days/world-press-freedom-day/previous-celebrations/worldpressfreedomday200900000/theme-media-and-good-governance/.

Unesco (s.f.). Desarrollo de los medios. Recuperado de http://www.unesco.org/new/es/office-in-montevideo/comunicacion-e-informacion/desarrollo-de-los-medios/

Valero, R. (2013). El periodismo y las relaciones internacionales. Recuperado de http://www.cari.org.ar/recursos/cronicas/periodismo29-04-13.html.


Ana Carolina Díaz Higuera
Estudiante
Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales
ana.diaz07@est.uexternado.edu.co

Zero Impresa Edición 34
ISSN electrónico: 2344-8431
ISSN impreso: 0123-8779

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